✨​Esquemas mentales: ¿Por qué sigo haciendo lo que me hace mal?✨​

No sé si alguna vez habéis visto los programas éstos de remodelar una casa en la que la familia de turno le da un buen dinero a una diseñadora de interiores para que le haga la planta principal diáfana o les termine el sótano (que no sé la manía de los yankees de no tener nunca el sótano terminado).

El caso.

Siempre hay algún problema con la estructura que termina encareciendo el proyecto. Un problema que no era perceptible a primera vista pero tan importante que no puede continuarse con la reforma si no se soluciona primero.

Porque eso es lo básico de una construcción aunque no se vea: los cimientos, las vigas, los pilares… Lo que es el “esqueleto”.

¿Es ésto un blog de construcción? No. Paciencia. Quiero llegar a cierto punto.

Es relativamente fácil redecorar una habitación, cambiar el suelo o abrir la cocina, pero cuando nos metemos con la estructura… Ahí el trabajo  es arduo, complejo, hasta el punto de que cuesta mantener la casa en pie. Y encima no se ve.

Con nuestra personalidad, con nuestra forma de ver el mundo ocurre igual.

A muy temprana edad generamos unos esquemas, Si tenemos cierta suerte, estos esquemas serán adecuados y saludables pero a veces, por nuestro entorno social, los esquemas con los que construímos lo demás, ya vienen regular y es muy difícil saberlo y cambiarlos porque, como el esqueleto de la casa, no se ven.

¿Qué son  los esquemas mentales?

Los esquemas mentales, también conocidos como marcos cognitivos o estructuras mentales, son patrones organizados de pensamiento que se desarrollan a lo largo del tiempo a través de nuestras experiencias, creencias y percepciones.

Funcionan como filtros a través de las cuales interpretamos la realidad que nos rodea. Desde nuestras primeras interacciones sociales hasta nuestras experiencias educativas y laborales, cada nueva experiencia contribuye a su formación.

Por ejemplo:

Imagina a alguien que ha tenido muchas experiencias positivas en sus relaciones interpersonales desde una edad temprana. Ha experimentado consistentemente el apoyo, la amabilidad y la fiabilidad de las personas que le rodeaba. Como resultado, desarrolla un esquema mental de “confianza en los demás”. Este esquema les lleva a esperar lo mejor de las personas, a creer en su integridad y a estar dispuestos a confiar en ellxs sin demasiadas reservas.

Por otro lado, alguien que ha experimentado traiciones, engaños o decepciones repetidas en sus relaciones puede desarrollar un esquema mental diferente. Esta persona podría ser más propenso a ser desconfiada, a esperar lo peor del resto y comportarse con mucha cautela.

Y no es algo que hagamos de forma consciente.

¿Cómo se forman los esquemas mentales?

Los esquemas mentales se forman a través de un proceso gradual de aprendizaje y adaptación. Cuando nos encontramos con nueva información, tendemos a interpretarla en función de nuestros esquemas existentes. Si la información se ajusta a nuestros esquemas, es probable que la incorporemos fácilmente. Sin embargo, si contradice nuestros esquemas preexistentes, es probable que la ignoremos o la reinterpretamos para que encaje en nuestra comprensión del mundo.

Este proceso de adaptación continua refuerza y consolida nuestros esquemas mentales, haciéndolos más resistentes al cambio con el tiempo. Además, nuestros esquemas mentales tienden a ser más influyentes en la forma en que procesamos la información cuando estamos emocionalmente comprometidos o cuando la información es relevante para nuestras metas y valores personales.

En el caso anterior, si alguien tiene un esquema mental de “desconfiar en las personas” y en algún punto en su vida se encuentra con alguien que le genera confianza, tiene que poder encajarlo en esa estructura. Para ello puede modificar su esquema (no hay que desconfiar de todo el mundo). Pero lo más común es que esa persona piense que se está equivocando, que está pasando algo por alto y que realmente esa persona no merece su confianza.

¿Por qué son tan difíciles de modificar?

Los esquemas mentales son difíciles de modificar debido a su naturaleza arraigada y automática. Han sido construidos y perfeccionados a lo largo de años de experiencia y son fundamentales para nuestra comprensión del mundo y de nosotrxs mismxs. Intentar cambiar un esquema mental establecido puede ser como tratar de remodelar los cimientos de una casa en plena construcción: es posible, pero requiere un esfuerzo considerable y un enfoque estratégico.

Además, nuestros esquemas mentales están protegidos por mecanismos de defensa psicológica, como la negación o la resistencia al cambio, que pueden activarse cuando se enfrentan a información que amenaza nuestros esquemas existentes. Este fenómeno, conocido como disonancia cognitiva, puede generar malestar emocional y motivarnos a rechazar o reinterpretar la información discordante para mantener la coherencia interna.

Aunque son fundamentales para nuestra comprensión del mundo, también pueden limitar nuestra capacidad para adaptarnos a nuevas perspectivas y situaciones. Me obligan a tener siempre el mismo tipo de relaciones o a reaccionar de forma que nos daña, por poner sólo dos ejemplos.

Sin embargo, al comprender cómo se forman los esquemas mentales y por qué son resistentes al cambio, podemos comenzar a desafiar y modificar estos patrones de pensamiento arraigados, abriendo nuevas posibilidades para el crecimiento personal y el desarrollo.

✨Síntomas Físicos y Salud Mental✨

“Sentí como si el suelo se abriera”

“Se me duermen las manos y los brazos”

“No puedo tragar bien”

¿Cómo estos síntomas físicos tan diversos pueden estar relacionados con diferentes problemas de salud mental?

Relación mente-cuerpo

La relación entre la mente y el cuerpo es un tema fascinante que ha intrigado a la filosofía, la ciencia y a profesionales de la salud durante siglos. Ya Avicena, en su Canon de Medicina (s.XI) describe alguno de estos procesos. Observó la estrecha conexión entre las emociones y el estado físico, y constató cómo, por ejemplo, la música tenía un impacto tanto en la salud física como en la mental de los pacientes. Entre las numerosas enfermedades mentales, una en particular captó su atención: el mal de amores. Se cuenta que Avicena diagnosticó esta dolencia a un príncipe en Jurjan, cuya enfermedad había desconcertado a otros médicos. La alteración en el pulso del príncipe cuando se mencionaba la casa y el nombre de su amada hizo intuir al sabio qué era lo que ocurría…

Fascinante ¿no?

Aunque aún se sigue investigado, veamos algunas perspectivas sobre cómo interactúan:

  1. Conexiones Anatómicas y Químicas:
    • El cerebro y el sistema nervioso central son los principales conductores de la relación mente-cuerpo. Las señales eléctricas y químicas en el cerebro afectan directamente nuestras emociones, pensamientos y comportamientos.
    • Las hormonas, como la adrenalina y el cortisol, también desempeñan un papel importante. Por ejemplo, el estrés puede activar la liberación de cortisol, lo que afecta tanto la mente como el cuerpo.
  2. Efecto de las Emociones en el Cuerpo:
    • Las emociones pueden tener efectos físicos. Por ejemplo:
      • Estrés: Puede causar tensión muscular, dolores de cabeza y problemas gastrointestinales.
      • Ansiedad: Puede aumentar la frecuencia cardíaca y provocar sudoración excesiva.
      • Depresión: Puede afectar el sistema inmunológico y la energía general.
    • Estas respuestas emocionales pueden influir en la salud física a largo plazo.
  3. Placebo y Nocebo:
    • La mente puede influir en la percepción del dolor y la recuperación. El efecto placebo (creer que un tratamiento funciona) y el nocebo (creer que algo causará daño) son ejemplos.
    • Si creemos que algo nos ayudará, nuestro cuerpo puede responder positivamente.
  4. Enfermedades Psicosomáticas:
    • Estas son afecciones físicas que tienen una base psicológica. Ejemplos incluyen úlceras gástricas, hipertensión y dermatitis.
    • La mente y las emociones pueden desencadenar o agravar estas enfermedades.

Algunos síntomas físicos de trastornos mentales

Los trastornos mentales pueden manifestarse de diversas maneras, y a veces, sus síntomas físicos pueden sorprendernos por no ser los más conocidos:

  1. Dolor de Estómago: Aunque no siempre lo asociamos con problemas emocionales, el estrés, la ansiedad o la depresión pueden manifestarse como malestar estomacal o dolor abdominal. Es interesante mencionar la frecuencia con la que esto ocurre en la infancia.
  2. Dolor de Espalda: El estrés crónico o la tensión emocional pueden afectar la musculatura y causar dolor en la espalda.
  3. Dolores de Cabeza: La migraña y las cefaleas tensionales pueden estar vinculadas también a estados emocionales.
  4. Fatiga Extrema: La depresión y la ansiedad pueden agotar tanto mental como físicamente, provocando una sensación constante de cansancio lo que nos puede hacer pensar que tenemos algún déficit vitamínico o mineral.
  5. Cambios en el Apetito.
  6. Problemas de Sueño: La falta de sueño o los patrones de sueño alterados pueden estar relacionados con muchos de los trastornos mentales.
  7. Tensión Muscular: La ansiedad y el estrés pueden llevar a la tensión muscular crónica en cualquier parte del cuerpo, causando diversas molestias y, por supuesto, dolor
  8. Cambios en la Piel: Los brotes de acné, la urticaria, la psoriasis, eccemas, herpes…. están ampliamente reconocidos como síntomas del estrés o ansiedad.
  9. Palpitaciones o Taquicardia: La ansiedad y el pánico pueden aumentar la frecuencia cardíaca y provocar síntomas físicos como palpitaciones e incluso hipertensión.
  10. Problemas Gastrointestinales: El intestino está estrechamente relacionado con el cerebro, y los trastornos mentales pueden afectar la función intestinal, causando síntomas como diarrea o estreñimiento. A largo plazo pueden desarrollarse trastornos más graves como la enfermedad de Crohn o el Síndrome de Intestino Irritable.

Recuerda que estos síntomas pueden variar según la persona y el tipo de trastorno mental. Si experimentas alguno de estos síntomas, consulta con un/a profesional de la salud para obtener una evaluación adecuada y el tratamiento adecuado.

✨​5 Estrategias para Trabajar Cara al Público✨​

No siempre es fácil trabajar cara al público.

El 99% de las personas son educadas y agradables pero ¿qué podemos hacer cuando el cliente se comporta de forma maleducada o impertinente?

Alguien así puede amargarnos el trabajo, incluso el día.

Y la manera en que manejamos estas situaciones puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental y en la calidad de nuestro trabajo.

Veamos 5 estrategias psicológicas que pueden ayudarte a mantener la compostura y afrontar con éxito los momentos más complicados:

Practica la empatía

Es fundamental recordar que el comportamiento maleducado de un cliente no siempre tiene que ver contigo personalmente. Puede ser el resultado de su propio estrés, frustración o problemas personales. Intenta ponerte en su lugar y comprender lo que podría estar causando su actitud. Esto puede ayudarte a no tomarlo como algo personal y a responder de manera más compasiva.

Considerar el efecto heurístico

La heurística nos permite tomar decisiones rápidas basadas en impresiones y experiencias. Ésto es genial porque nos ahorra muchísima energía mental pero a veces llegamos a conclusiones sin conocer las causas. Podemos, por ejemplo, hacer preguntas para comprender la raíz de la aprehensión del cliente. Frases como “Me gustaría comprenderle. Cuénteme más” o “¿Qué puedo hacer para aliviar sus temores?” pueden ayudar.

Establece límites claros

Cuando trabajamos cara al público es importante establecer límites saludables con los clientes, especialmente cuando su comportamiento cruza la línea de lo aceptable. Si un cliente está siendo grosero o irrespetuoso, no tengas miedo de decirlo de manera educada pero firme. Por ejemplo, puedes decir algo como: “Entiendo que estás frustrado, pero no puedo tolerar ser tratado de esta manera. Por favor, háblame con respeto”.

Desarrolla habilidades de comunicación asertiva

La comunicación asertiva implica expresar tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara y respetuosa. Practica la habilidad de expresar tus límites y defender tus derechos de manera firme pero cortés. Esto te ayudará a mantener el control de la situación sin caer en la agresión o la pasividad.

Mantener la calma y continuar

Cuando te encuentres con un cliente maleducado, es importante mantener la calma y no dejarte llevar por la situación. Respira profundamente y tómate un momento para recoger tus pensamientos antes de responder. Mantener un tono de voz tranquilo y un lenguaje corporal relajado puede ayudar a calmar la situación y evitar que empeore.

Estrategia Añadida

Autocuídate

Trabajar con clientes maleducados puede ser emocionalmente agotador, por lo que es importante cuidar de una mismx. Tómate descansos regulares durante tu jornada laboral, encuentra actividades que te ayuden a relajarte y recargar energías fuera del trabajo, y busca apoyo en tus compañerxs de trabajo o en un/a supervisor/a si te sientes abrumadx por la situación.

Ten claro a quién debes acudir si la persona empieza a perder el control (ya sea seguridad o quien sea tu superior). Al contar con estas herramientas sabrás que no es tu responsabilidad lidiar con la mala educación de otras personas.

✨Autoconocimiento y Salud Mental✨

Conocerse es uno de los pasos más importantes a la hora de afrontar nuestra salud mental.

¿Por qué?

Porque al saber qué nos importa, cómo somos, cuáles son nuestros valores, qué nos mueve, enfada o emociona… Podemos responder de forma más adecuada a lo que nos ocurre.

Te pongo un ejemplo:

Imagina que estás en una calle bulliciosa. Tu hijo te está diciendo algo y tú comienzas a sentirte cada vez más nerviosa. El niño insiste y, al tener tan alto tu nivel de ansiedad, terminas respondiéndole mal. “Es que este niño me saca de mis casillas”, puedes pensar.

Pero ¿y si lo que te ocurre es que los ruidos fuertes te ponen en alerta? ¿Y si justo ha pasado una ambulancia que, junto con el sonido ambiente, ha llegado al límite de tu tolerancia al ruido?

Al conocernos, al tomar conciencia de ésto, podemos manejar la situación de otra manera, pidiendo, por ejemplo, a nuestro hijo que nos hable en otro momento o salir de esa calle e ir por un lugar menos transitado que te permita conversar.

El pensamiento ya es otro ¿verdad?

¿Qué es el Autoconocimiento?

El autoconocimiento se refiere a la comprensión profunda y honesta de unx mismx, incluyendo nuestras fortalezas, debilidades, valores, creencias y emociones. Implica una mirada introspectiva que nos permite examinar nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos de manera objetiva.

¿En qué me puede ayudar conocerme mejor?

1. Toma de Decisiones: Cuando nos conocemos, podemos tomar decisiones más alineadas con nuestros valores, metas y deseos auténticos, en lugar de actuar impulsivamente o seguir las expectativas sociales.

2. Manejo Emocional: El autoconocimiento nos ayuda a identificar y comprender nuestras emociones, lo que nos permite manejarlas de manera más efectiva y evitar reacciones impulsivas o destructivas.

3. Mejora de las Relaciones: Al comprender nuestras propias necesidades, deseos y límites, podemos establecer límites saludables en nuestras relaciones y comunicarnos de manera más clara y efectiva con los demás.

4. Crecimiento Personal: El autoconocimiento es esencial para el crecimiento personal y el desarrollo de una mayor autenticidad y autoaceptación. Nos permite identificar áreas en las que deseamos mejorar y trabajar en nuestro propio crecimiento.

5 Estrategias para Desarrollar el Autoconocimiento

 Practica de la Atención Plena

La atención plena, o mindfulness, implica estar consciente del momento presente sin juzgar. Practicar la atención plena nos ayuda a sintonizar con nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales, lo que fomenta un mayor autoconocimiento.

Auto-Reflexión Regular 

Sé que es complicado encontrar un momento en la vida que llevamos, pero dedicar tiempo regularmente para reflexionar sobre tus pensamientos, sentimientos y experiencias. Puedes llevar un diario personal, meditar o simplemente tomarte unos minutos de camino a casa para revisar tu día y cómo te has sentido.

Busca Retroalimentación 

Solicita retroalimentación honesta y constructiva de amigos, familiares o colegas de confianza. Aprender cómo nos ven los demás puede proporcionar información valiosa sobre nuestras fortalezas y áreas de mejora.

Explora tus Valores y Creencias

Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus valores fundamentales y creencias sobre ti mismo y el mundo que te rodea. ¿Qué es realmente importante para ti en la vida? ¿Qué creencias limitantes podrías estar sosteniendo sobre ti mismo?

Aprende de tus Experiencias

Reflexiona sobre tus experiencias pasadas, tanto positivas como negativas. ¿Qué has aprendido sobre ti mismo en estas situaciones? ¿Cómo podrías aplicar estas lecciones en el futuro para crecer y desarrollarte como persona?

En resumen, el autoconocimiento es fundamental para el crecimiento personal, el bienestar emocional y la satisfacción en la vida. Al practicar estrategias como la atención plena, la auto-reflexión y la búsqueda de retroalimentación, podemos desarrollar una comprensión más profunda y auténtica de nuestro yo, lo que nos permite vivir una vida más significativa y satisfactoria.

✨​Miedo a la Terapia✨​

En la vida enfrentamos desafíos que parecen insuperables, cargando con el peso de nuestras preocupaciones en silencio.

Sabemos que la terapia ofrece ese espacio en el que poder aprender a manejar ciertas situaciones sin tanto sufrimiento… entonces ¿por qué a veces nos cuesta tanto ir a terapia?

Tomar la decisión de ir a terapia no es fácil.

Desde que tomamos la decisión hasta que vamos pasan varios meses.

¿Por qué? ¿Cuáles son los miedos más comunes que las personas tienen, tenemos?

Los Miedos Más Comunes Sobre la Terapia

  1. Miedo al Juicio y Estigma Social: Uno de los miedos más comunes es el temor a ser juzgadx por buscar ayuda psicológica. Tememos ser percibidas como débiles o incapaces de manejar nuestros propios problemas. Aunque cada vez esté más normalizado, aún existe ese freno debido a lo que puedan pensar, sobre todo si la persona considera que no es una razón lo “suficientemente importante” como para hacerlo.
  2. Miedo a Revelar Demasiado: Algunas personas temen abrirse completamente en terapia por miedo a ser vulnerables o sentirse expuestas. Pueden preocuparse por revelar aspectos íntimos de su vida o emociones profundas a alguien extraño. En este caso conviene recordar que la confianza es clave en la relación terapéutica. Durante las sesiones se crea un ambiente seguro y de apoyo, donde poder compartir de manera gradual y a nuestro propio ritmo.
  3. Miedo al Cambio: A veces, las personas pueden temer lo desconocido y sentirse incómodas ante la idea de enfrentar y cambiar patrones de pensamiento o comportamiento arraigados. Es normal sentir temor ante el cambio, pero es importante recordar que la terapia es un proceso gradual en el que se establecen metas realistas para el cambio positivo. Al abordar los miedos y resistencias con la psicóloga, se puede encontrar el apoyo necesario para avanzar hacia una vida más plena y satisfactoria.
  4. Miedo a la Dependencia: Algunas personas temen volverse dependientes de la terapia o del terapeuta, preocupadas por no poder enfrentar los desafíos de la vida por sí mismas. La terapia se centra en el empoderamiento y el desarrollo de habilidades para afrontar los desafíos de manera independiente. Desde la psicología se trabaja para fortalecer la autonomía y capacidad de autorregulación emocional. Además, la terapia suele ser temporal y enfocada en objetivos específicos, lo que ayuda a prevenir la dependencia a largo plazo.
  5. Miedo al Costo y Compromiso de Tiempo: Para algunas personas, el coste financiero y el compromiso de tiempo asociados con la terapia pueden ser barreras significativas para buscar ayuda. En este caso tenemos que tomar conciencia y considerar la terapia como una inversión en el bienestar emocional y en la salud mental.

Cómo Funciona

La terapia psicológica se basa en principios científicos y teóricos sólidos, pero su aplicación es altamente personalizada según las necesidades individuales de cada persona.

En la primera sesión se explora el motivo de consulta y se establecen unos objetivos terapéuticos. También se acuerda la forma en la que se va a trabajar.

Durante las sesiones, la psicóloga, el psicólogo, crea un ambiente de confianza y aceptación, fomentando la expresión abierta y honesta. A través del diálogo, la reflexión y la retroalimentación, se ayuda a explorar y comprender los pensamientos y emociones, identificar patrones de comportamiento poco saludables y, lo más importante, desarrollar estrategias para el cambio.

¿Cómo nos Ayuda la Terapia Psicológica?

La terapia psicológica ofrece una amplia gama de beneficios para la salud mental y emocional. A veces pensamos que la psicología se basa únicamente en el tratamiento de los trastornos, pero va más allá. También consigue mejorar los aspectos de nuestra vida que, aún sin que estén objetivamente mal, puedan mejorar.

Alivio del malestar emocional

La terapia psicológica, proporciona un espacio seguro para expresar y procesar emociones difíciles, como la tristeza, la ansiedad o la ira, lo que puede aliviar el malestar emocional y promover la sanación.

Mejora de las relaciones interpersonales

A través de la terapia, las personas podemos aprender habilidades de comunicación efectiva, resolución de conflictos y empatía, lo que fortalece las relaciones con los demás y fomenta una mayor intimidad y conexión.

Las habilidades sociales o la asertividad son técnicas que pueden aprenderse que facilitan (mucho) la vida de las personas.

Desarrollo de habilidades de afrontamiento

La psicología nos enseña técnicas y estrategias para hacer frente al estrés, la adversidad y los desafíos de la vida, lo que aumenta la resiliencia y la capacidad para superar obstáculos.

Autoconocimiento y el crecimiento personal

La terapia proporciona un espacio para la autoexploración y el autoconocimiento, lo que permite a las personas comprenderse mejor a sí mismas, sus valores, creencias y metas, y trabajar hacia un mayor crecimiento personal y autorrealización.

Siempre digo que tomar la decisión de ir a terapia es haber recorrido el 50% del camino. ¿Por qué? Porque una vez que estamos dispuestas a emprender el cambio, la rueda empieza a girar camino a nuestro bienestar emocional.

Si quieres que sea nuestro equipo quien te acompañe en este proceso ¡escríbenos!

✨Cómo poner Límites para una Mejor Salud Mental✨

La salud mental, al igual que la salud física, requiere de cuidados, atención y, a veces, medidas preventivas.

Una de las estrategias que podemos poner en práctica hoy mismo para preservar y mejorar nuestra salud mental es establecer límites claros en nuestras vidas. Los límites nos ayudan a definir quiénes somos y qué necesitamos, y son esenciales para mantener relaciones sanas y equilibradas con nosotrxs mismxs y con quienes nos rodean.

¿Qué son los Límites?

Los límites son las reglas y principios personales que establecemos para proteger nuestro bienestar emocional, físico y mental. Son declaraciones de lo que estamos dispuestos a aceptar y lo que no, y pueden ser tanto internos (con unx mismx) como externos (con quienes nos rodean).

Tipos

Límites Emocionales: Se refieren a nuestra capacidad para separar nuestros sentimientos de los de los demás y proteger nuestro espacio emocional.

Límites Físicos: Incluyen nuestro espacio personal y nuestro confort con el contacto físico. También tienen que ver con la separación de ciertas personas o eventos cuando entendemos que no nos hacen bien.

Límites Mentales: Son nuestras creencias, pensamientos y opiniones, y la capacidad de mantenerlos sin ser influenciados negativamente por los demás.

Límites Temporales: Se relacionan con cómo y con quién decidimos pasar nuestro tiempo.

Límites Materiales: Se refieren a lo que estamos dispuestos a compartir y con quién, como dinero o bienes personales.

Importancia de Poner Límites

Los límites son fundamentales para nuestra autoestima y autoconcepto. Nos permiten:

  • Proteger nuestra identidad: Al establecer límites, afirmamos nuestra individualidad y nuestras necesidades.
  • Fomentar el respeto mutuo: Cuando comunicamos nuestros límites, enseñamos al resto cómo queremos que nos traten.
  • Evitar el agotamiento: Los límites nos ayudan a no sobrecargarnos y a decir “no” cuando es necesario.
  • Mejorar nuestras relaciones: Los límites claros pueden prevenir malentendidos y resentimientos.

Cómo Hacerlo

Autoconocimiento: Reflexiona sobre tus valores, necesidades y prioridades. Conócete para saber qué límites necesitas establecer.

Comunicación Clara: Expresa tus límites de manera directa, respetuosa y sin disculpas.

Consistencia: Mantén tus límites de forma coherente. Si cambias tus límites constantemente, será difícil que los demás los respeten.

Autoafirmación: No tengas miedo de defender tus límites, incluso si eso significa desagradar a alguien.

Flexibilidad: Ajusta tus límites según sea necesario. Los límites saludables no son rígidos; pueden cambiar con nuevas circunstancias o información.

Desafíos al Establecer Límites

  • Culpa: Puede que te sientas culpable por poner tus necesidades primero, pero recuerda que cuidar de ti mismo es esencial.
  • Miedo al rechazo: Puede que temas que los demás te rechacen por establecer límites, pero aquellos que te valoran los respetarán.
  • Presión social: A veces, la sociedad nos empuja a ignorar nuestros propios límites, pero es importante mantenerse firme.

Ejemplos de Límites Saludables

  • Decir NO a compromisos cuando estás sobrecargadx.
  • Pedir espacio cuando te sientes abrumado emocionalmente.
  • Limitar el tiempo que pasas en ciertas reuniones si afecta tu bienestar.
  • No hacer algo con lo que no estás de acuerdo o que simplemente, no te apetece.

Poner límites no es fácil, sobre todo si las personas que tenemos alrededor están acostumbradas a que siempre estés disponible.

Pero el día que empiezas a ponerlos, la liberación que sentimos es inmediata: tu tiempo y energía te pertenecen de nuevo.

Los límites nos ayudan a vivir de acuerdo con nuestros valores y a mantener relaciones más sanas y satisfactorias. Aprender a establecer y mantener límites es un proceso, pero con práctica y constancia cada vez conseguirás hacerlo de forma más automática.


✨Agotamiento Emocional: Causas, Síntomas y Estrategias para Superarlo✨

El agotamiento emocional es un estado que afecta a muchas personas en nuestra sociedad.

La sobrecarga de actividades, responsabilidades y exigencias puede llevarnos al límite. Es curioso, porque hoy, que tenemos a nuestro alcance un montón de artefactos que se idearon para hacernos la vida más fácil, estamos más cansadas que nunca.

En este post veremos qué es el agotamiento emocional, sus síntomas y qué podemos hacer para que se convierta en un problema incapacitante.

¿Qué es el Agotamiento Emocional?

El agotamiento emocional se manifiesta como una extenuación mental. A diferencia del agotamiento físico, no se resuelve descansando. Algunas situaciones comunes que pueden desencadenarlo son el trabajo excesivo, los conflictos, las responsabilidades familiares o el cuidado de personas dependientes.

Veamos algunas formas específicas en las que se presenta:

  1. Síndrome de Burnout: En el ámbito laboral, cuando nos exigen o nos autoexigimos demasiado, podemos experimentar el síndrome de Burnout. Este síndrome se caracteriza por el agotamiento emocional y la disminución de la satisfacción laboral.
  2. Síndrome del Cuidador: Se da en personas dedicadas al cuidado continuado de un/a familiar. Este síndrome se manifiesta especialmente en aquellos que asumen el rol de cuidadora principal de una persona en situación de dependencia. La dedicación constante a las necesidades de otrxs puede agotar sus recursos emocionales.
  3. Agotamiento en la Pareja: Las relaciones conflictivas pueden generar agotamiento emocional. A veces, nos exigimos ser fuertes y mantener una relación a pesar del desgaste.

Síntomas

El autoconocimiento es clave en cualquier proceso. Identificar los síntomas es crucial para entender qué nos ocurre y no achacarlo a otras causas y, por supuesto, poder abordarlo de la forma más eficaz.

Algunas de las señales son:

  • Cansancio Físico: Sentimos que nuestro cuerpo no responde como antes. No tenemos ganas de salir de la cama.La energía escasea desde la mañana, y llegamos al final del día completamente agotadxs.
  • Insomnio: Y lo paradójico es que, aunque tengamos esa sensación de cansancio durante todo el día, por la noche nos cuesta conciliar el sueño. Los pensamientos relacionados con nuestras responsabilidades contribuyen a esta dificultad.
  • Problemas de Memoria y Concentración: Olvidos frecuentes, dificultad para concentrarnos en tareas y errores son comunes. A veces, incluso sentimos una sensación de irrealidad.
  • Falta de Motivación o Apatía: Perdemos interés en las actividades que antes disfrutábamos. La apatía afecta nuestra motivación y nos aleja de lo que realmente importa.

Estrategias para Superar el Agotamiento Emocional

  1. Sé Realista: Aprende a decir no y establece límites. No puedes hacerlo todo, y está bien.
  2. Reduce la Carga: Delega tareas cuando sea posible. No tienes que cargar con todo.
  3. Planifica el Descanso: Programa momentos de descanso y autocuidado. Prioriza tu bienestar.
  4. Busca Apoyo: Comparte tus sentimientos con amigos, familiares o profesionales de la salud mental.
  5. Reevalúa tus Valores: ¿Estás viviendo de acuerdo con lo que realmente te importa? ¿Es necesario todo lo que te exiges? ¿Dichas prioridades son tuyas o te han sido impuestas? Piensa y establece cuáles son tus valores.

En conclusión, el agotamiento emocional es real y afecta nuestra calidad de vida. Reconoce los síntomas, busca ayuda y ten siempre presente que tienes derecho a cuidarte.

✨Vergüenza ¿patológica?✨

La vergüenza es una emoción compleja que experimentamos cuando percibimos que hemos violado normas sociales, valores personales o expectativas propias o ajenas. 

Es una sensación de incomodidad, humillación o disgusto hacia uno mismo, que puede estar vinculada a situaciones específicas o a una evaluación general de nuestra valía.

Fuerte ¿no?

Que de un acto concreto infiramos todo nuestro valor. Y es ahí donde está el problema, porque la vergüenza en sí, como cualquier emoción, es útil y adaptativa. Pero ¿qué ocurre cuando dejamos de hacer cosas por ella? ¿Cuando no nos deja desarrollarnos? ¿Cuando nos oculta?

Pero ¿Qué es la vergüenza?

Es importante destacar que la vergüenza es una emoción universal y natural que todo el mundo experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, su intensidad y duración pueden variar según la persona y las circunstancias. 

Aunque puede ser incómoda, la vergüenza también puede ser una señal útil de que hemos infringido un valor o norma importante, lo que nos permite reflexionar sobre nuestras acciones y buscar maneras de corregir o mejorarlas.

Puede manifestarse físicamente a través de síntomas como rubor facial, sudoración, tensión muscular, palpitaciones… o comportamentales como evitar el contacto visual o directamente huir de la situación.

La vergüenza saludable es temporal y específica, asociada con un comportamiento particular o una situación concreta. Por ejemplo, podemos sentir vergüenza después de cometer un error en el trabajo o de decir algo inapropiado en una conversación. Esta vergüenza nos motiva a disculparnos, corregir nuestro error y aprender de la experiencia, fortaleciendo así nuestras habilidades sociales y nuestra autoconciencia.

Vergüenza Patológica

Por otro lado, la vergüenza patológica es un fenómeno mucho más insidioso. Se caracteriza por una sensación crónica e intensa de vergüenza que trasciende situaciones específicas y se arraiga en la identidad misma de la persona. 

Las personas que experimentan vergüenza patológica pueden sentirse inherentemente defectuosas, indignas o intrínsecamente malas, independientemente de sus acciones o logros.

La vergüenza patológica a menudo está relacionada con una autoestima extremadamente baja, una autocrítica implacable y un miedo persistente al rechazo o al abandono. Puede conducir a la evitación de situaciones sociales, la autoexclusión y el aislamiento emocional. En lugar de motivar el cambio positivo, la vergüenza patológica tiende a paralizar y socavar el bienestar psicológico.

Diferenciando entre Ambas

Entonces, ¿cómo podemos diferenciar entre la vergüenza saludable y la vergüenza patológica? La clave radica en su función adaptativa y su impacto en la vida diaria de la persona. Mientras que la vergüenza saludable impulsa el crecimiento personal y el aprendizaje, la vergüenza patológica inhibe el desarrollo y el bienestar emocional.

Si la vergüenza se convierte en un compañero constante, un peso que nos arrastra hacia abajo en lugar de una brújula que nos guía hacia adelante, puede ser el momento de buscar apoyo profesional.

En última instancia, al comprender la diferencia entre la vergüenza saludable y la vergüenza patológica, podemos cultivar una relación más compasiva con nuestras propias emociones y desarrollar estrategias efectivas para gestionarlas. 

¿Es posible aprender a ser un/a sin-vergüenza?

Autoaceptación y compasión

Aprender a aceptarse  y practicar la autocompasión son componentes importantes en el tratamiento de la vergüenza patológica. Esto implica desarrollar una actitud más compasiva hacia unx mismx, reconociendo que todos somos humanos y tenemos imperfecciones.

Desafiar los pensamientos negativos

La vergüenza patológica está frecuentemente asociada con una autocrítica implacable y pensamientos negativos sobre unx mismx, nuestra Dramaqueen. Aprender a cuestionar y desafiar estos pensamientos distorsionados puede ayudar a cambiar la percepción que tenemos de nuestro comportamiento y reducir la vergüenza.

Trabajar la flexibilidad

Cuando somos muy rígidas, cualquier comportamiento que tengamos que se salga de nuestro marco moral va a generarnos mucha ansiedad.

Cuanto más flexibles seamos al mirarnos y al mirar al mundo, mejor aceptaremos esas “desviaciones”. Solemos pensar que la vergüenza tiene que ver con el juicio externo, pero en el fondo, es la crítica interna la que nos inmoviliza.

Aprender habilidades sociales

 Mejorar las habilidades sociales y la autoconfianza puede ayudar a reducir la vergüenza social y aumentar la comodidad en situaciones sociales.

Terapia psicológica

La terapia  puede ser muy efectiva para abordar la vergüenza patológica ya que la terapeuta puede ayudar a identificar las creencias y los patrones de pensamiento subyacentes que contribuyen a la vergüenza, y trabajar en su modificación para que nos sean más útiles.

Es importante recordar que tratar la vergüenza patológica puede ser un proceso gradual y que cada persona puede responder de manera diferente a las diferentes estrategias de tratamiento. 

La vergüenza, al igual que otras emociones básicas como el miedo o la alegría, forma parte de nuestra experiencia humana y tiene una función adaptativa en ciertas situaciones. Sin embargo, lo que sí es posible es aprender a manejar la vergüenza de manera más saludable y a no permitir que domine nuestra vida o afecte negativamente en el camino hacia nuestras metas.

✨ Adicciones conductuales✨ 

Las adicciones conductuales, a menudo subestimadas en comparación con las adicciones químicas, son una realidad compleja. Puedes hacer mucho y algo y no ser adictx y al revés. Porque lo que define una adicción de algo que no lo es, es la falta de control en la conducta.

Estas adicciones, por lo tanto, se centran en comportamientos repetitivos que generan un impulso irresistible, a menudo resultando en consecuencias negativas para la vida diaria y las relaciones interpersonales. 

Tipos de Adicciones Conductuales

Adicción al Juego

También conocida como ludopatía, esta adicción se caracteriza por la compulsión incontrolable por participar en juegos de azar, ya sea en casinos, apuestas deportivas, o juegos online. Las personas afectadas suelen experimentar una pérdida de control sobre su comportamiento de juego, lo que lleva a consecuencias financieras y emocionales devastadoras. En la actualidad vemos como cada vez quienes sufren este trastorno son personas más y más jóvenes debido, entre otras causas, a la disponibilidad y acceso a este tipo de actividades.

Adicción al Trabajo

En un mundo obsesionado con la productividad y el éxito, la adicción al trabajo se ha vuelto cada vez más común. Aquí, la persona se encuentra constantemente inmersa en su trabajo, sacrificando su tiempo libre, relaciones personales y salud en aras de perseguir metas laborales cada vez más exigentes. 

Adicción a Internet

Esta adicción se manifiesta a través del uso excesivo de Internet, redes sociales, videojuegos o cualquier otra forma de tecnología digital. Las personas afectadas pueden pasar horas frente a pantallas, descuidando otras áreas importantes de sus vidas. 

Habría que hacer mención especial a las redes sociales y la dependencia absoluta que generan en cada vez más personas.

Adicción al Sexo

La adicción al sexo implica un patrón de comportamiento sexual compulsivo que a menudo interfiere con las responsabilidades y relaciones personales. Las personas afectadas pueden participar en actividades sexuales de riesgo, experimentar sentimientos de vergüenza o culpa, y enfrentar dificultades para controlar sus impulsos. En este punto hay que destacar la adicción al porno. El consumo constante debido a su disponibilidad está generando problemas en personas cada vez más jóvenes que no saben discernir la ficción que el mismo supone, intentando recrear ciertos comportamientos que ven en pantalla en sus relaciones con otras personas. A ésto hay que añadir la tolerancia al estímulo, esto es, la necesidad de más cantidad o mayor intensidad para conseguir la misma sensación.

Adicción a las Compras

También conocida como compras compulsivas, esta adicción se caracteriza por un impulso incontrolable de comprar productos, incluso cuando no se necesitan o no se pueden pagar. Las personas afectadas pueden experimentar una sensación momentánea de gratificación seguida de culpa o arrepentimiento.

Relacionado con ésta tenemos la adicción a la acumulación que es un trastorno del control de los impulsos caracterizado por la dificultad para deshacerse de objetos, lo que conduce a la acumulación excesiva y desorganizada de artículos en el hogar o en otros espacios personales. Esta acumulación puede llegar a niveles extremos, causando una gran congestión y desorden en la vida del individuo.

Adicción a una persona/ relación

La adicción a una persona, también conocida como “amor patológico” o “dependencia emocional“, es un fenómeno psicológico en el cual una persona desarrolla un apego excesivo y poco saludable hacia otra, llegando a depender emocionalmente de ella de manera compulsiva. Esta dependencia puede ser tan intensa que la persona afectada experimenta dificultades para funcionar normalmente sin la presencia o la atención de la otra persona.

Adicción a la comida

El trastorno por atracón es un trastorno alimentario caracterizado por episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos en un corto período de tiempo, acompañados de una sensación de falta de control durante estos episodios. El estrés, la ansiedad, la depresión y la baja autoestima pueden aumentar la vulnerabilidad a los episodios de atracón y dificultar el control sobre el comportamiento alimentario.

¿Por qué?

Las adicciones conductuales pueden surgir de una combinación de factores genéticos, biológicos, psicológicos y ambientales. Algunas posibles causas subyacentes incluyen:

1. Factores Genéticos: La predisposición genética puede influir en la vulnerabilidad de una persona a desarrollar adicciones conductuales. ¡Ojo! Hablamos de vulnerabilidad, no de determinismo. Si sabes que en tu familia existe cierta predisposición genética a alguna adicción lo más aconsejable es evitar la exposición a la misma siempre que sea posible.

2. Desregulación Neuroquímica: Alteraciones en la química cerebral, incluyendo la dopamina y la serotonina, pueden contribuir al desarrollo de comportamientos adictivos. Ésto está muy relacionado con el sistema de recompensa. Este sistema está mediado principalmente por neurotransmisores como la dopamina, que juegan un papel crucial en la motivación, el placer y la búsqueda de recompensas. Cuando una persona experimenta placer o gratificación, como resultado de realizar una conducta adictiva, el sistema de recompensa libera dopamina, creando una sensación de bienestar y refuerzo positivo.

3. Trauma y Estrés: Experiencias traumáticas o altos niveles de estrés pueden desencadenar comportamientos adictivos como mecanismo de afrontamiento.

4. Modelado Social: Observar comportamientos adictivos en el entorno familiar o social puede influir en la adopción de patrones similares.

5. Problemas de Autoestima: La baja autoestima o la falta de satisfacción personal pueden llevar a las personas a buscar gratificación instantánea en comportamientos adictivos.

Características de las Adicciones Conductuales

Sensación de pérdida de control

Las personas afectadas experimentan una compulsión irresistible hacia el comportamiento adictivo, a menudo sintiendo una incapacidad para controlarlo.

Tolerancia

Al igual que con las adicciones químicas, las adicciones conductuales pueden requerir una mayor intensidad o frecuencia para lograr la misma sensación de gratificación.

Retirada

La interrupción del comportamiento adictivo puede desencadenar síntomas de abstinencia emocional o física, como ansiedad, irritabilidad o depresión.

Impacto Negativo

Las adicciones conductuales suelen tener repercusiones negativas en múltiples áreas de la vida, incluyendo relaciones personales, salud física, y estabilidad financiera.

Negación o “yo controlo”

Las personas afectadas pueden minimizar o negar la gravedad de su adicción, dificultando la búsqueda de ayuda y tratamiento.

Las adicciones conductuales pueden ser difíciles de detectar, incluso para unx mismx. Depende mucho de nuestra realidad social, es decir, si en nuestro entorno está normalizado jugar con cierta frecuencia, el hecho de entender que tú tienes un problema será mucho más complicado.

También porque, al contrario que en otros trastornos, en la mayoría de éstos la persona no siente un malestar tan acusado, por lo que son otras consecuencias (interpersonales, financieras, familiares, laborales…) las que hay que tener en cuenta para determinar la existencia de la adicción.

Aún así, es esa sensación de control (o de descontrol) la que nos tiene que dar la voz de alarma y entender la relación de la conducta con lo que nos está pasando en la vida y estamos intentando tapar.

La Resiliencia Humana

La palabra resiliencia designa la capacidad de cualquier material para recuperar su forma inicial a después de que se ejerce una fuerza que lo deforma.

La psicología, ha adaptado esta definición para, precisamente, entender  la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos que tienen (algunos) seres humanos.

Es decir, respondernos a:

¿Qué tienen diferente dos personas que ante la misma situación de estrés una es capaz de adaptarse y fortalecerse y la otra, por seguir con el símil, se quiebra?

La Resiliencia según Boris Cyrulnik

Cyrulnik, psiquiatra y psicoanalista, principal difundidor de este término, destacó que la resiliencia no es simplemente la ausencia de sufrimiento, sino la capacidad de enfrentarlo, adaptarse y crecer a partir de él. A través de sus investigaciones y experiencias clínicas, demostró cómo las personas pueden encontrar fuerza en medio de la adversidad y reconstruir sus vidas después de experiencias traumáticas.

Los Pilares de la Resiliencia

El Papel de la Historia Personal

   Cyrulnik enfatiza la importancia de la historia personal de cada individuo en la construcción de la resiliencia. Nuestra historia, nuestras experiencias pasadas y nuestras relaciones pueden influir en nuestra capacidad para enfrentar y superar desafíos.

El Poder de las Relaciones Humanas

   La conexión con quienes nos rodean desempeña un papel crucial en la resiliencia. Cyrulnik subrayó cómo el apoyo social y las relaciones significativas pueden ayudar a las personas a recuperarse del trauma y encontrar consuelo en momentos difíciles.

La Narrativa Personal

   La capacidad de dar sentido a nuestras experiencias y construir una narrativa coherente de nuestras vidas es fundamental para la resiliencia. Cyrulnik nos recuerda que podemos reinterpretar nuestras historias personales y encontrar significado incluso en las circunstancias más dolorosas.

Las personas Resilientes…

A lo largo de los años, las investigaciones han identificado varias características comunes entre las personas resilientes.

Estas características pueden variar en diferentes contextos y situaciones, pero en general, las personas resilientes:

  1. Son Optimistas: Tienden a tener una actitud optimista hacia la vida, lo que les permite ver las dificultades como desafíos temporales y creer en su capacidad para superarlos.
  2. Conocen su Autoeficacia: La creencia en la propia capacidad para enfrentar y superar desafíos es fundamental para la resiliencia. Las personas resilientes confían en sus habilidades y recursos para manejar situaciones difíciles.
  3. Afrontan la realidad con Flexibilidad: La capacidad de adaptarse y ajustarse a nuevas circunstancias es una característica clave. Las personas resilientes son flexibles y pueden cambiar sus estrategias según sea necesario para hacer frente a los desafíos.
  4. Cuentan con una Buena gestión emocional: Tienen habilidades para manejar emociones difíciles de manera saludable. Pueden reconocer y expresar sus sentimientos, así como regular su estado emocional en momentos de estrés.
  5. Tienen Redes de apoyo sólidas: Contar con relaciones sociales de calidad es fundamental. Las personas resilientes suelen tener redes de apoyo sólidas que les brindan consuelo, aliento y recursos prácticos en momentos de necesidad.
  6. Trabajan la Tolerancia a la frustración: Las personas resilientes pueden tolerar la frustración y mantenerse enfocadas en sus objetivos a pesar de los contratiempos.
  7. Sentido de propósito y significado: Tener un sentido de propósito y significado en la vida puede fortalecer la resiliencia. Las personas resilientes suelen tener metas claras y valores arraigados que les ayudan a mantenerse enfocadas y motivadas incluso en momentos difíciles.
  8. Autoconocimiento: Las personas resilientes suelen tener un buen conocimiento de sí mismas, incluyendo sus fortalezas, debilidades y límites. Esto les permite identificar y utilizar eficazmente sus recursos internos y externos para hacer frente a los desafíos.

Lecciones Prácticas para Cultivar la Resiliencia

Cultivar la Autocompasión

   En lugar de criticarnos duramente por nuestras debilidades o errores, debemos practicar la autocompasión y tratarnos con amabilidad y comprensión en tiempos difíciles.

Buscar Apoyo Social

   No tengas miedo de pedir ayuda cuando la necesites. Busca el apoyo de amigos, familiares o profesionales de la salud mental para enfrentar los desafíos.

Desarrollar habilidades de afrontamiento

Aprender y practicar técnicas de afrontamiento efectivas nos va a ayudar a manejar el estrés y la ansiedad y, por lo tanto, podremos gestionar las situaciones de forma mucho más efectiva.

Establecer metas

Establecer metas realistas y alcanzables puede proporcionar un sentido de dirección y propósito en momentos de dificultad. Trabajar hacia estas metas puede ayudar a mantener la motivación y la esperanza.

Practicar la autorreflexión

Tomarse el tiempo para reflexionar sobre las propias fortalezas, debilidades y experiencias hace que nos conozcamos más y, de esa manera, seamos capaces de establecer mejor regulación emocional.

En resumen, la resiliencia es una habilidad que podemos aprender y desarrollar a lo largo del tiempo. Al practicar estrategias específicas y cultivar ciertas características, seremos capaces de fortalecer nuestra capacidad para adaptarnos y recuperarnos frente a la adversidad.