✨ESE EXTRAÑO LLAMADO DUELO✨


Es curioso, pero la gente suele esconderse cuando oye hablar de mí.

Sé que doy miedo, así que no debería extrañarme. No me comprenden ni me conocen realmente…

Si me conocieses entenderías que solo vengo a ayudarte. Que si me acoges, abrazas y me dejas espacio voy a acompañarte en el camino de sanación que nos queda por delante.

Si me dejas, te llevaré a conectarte con el dolor, para que puedas elaborarlo y transformarlo para poder así ver el amor.

Si me dejas, te conectaré con la culpa, para que puedas entender que lo hiciste lo mejor que pudiste y supiste en ese momento, que el perdón es el camino y que la culpa no es más que un peso innecesario del que puedes prescindir porque existe otra manera de quedarte unido a él o a ella.

Si me dejas te enseñaré el camino del amor. El valor del tiempo compartido, el cariño, los recuerdos.

Pero solo si me dejas y me aceptas como compañero de camino.

✨​No me gusta el cole✨​

Motivar a un hijo o hija para que quiera ir a clase y tenga gusto por aprender puede ser un desafío, más hoy en día, con tanto entretenimiento al alcance de la mano.

Aún así, podemos trabajar varias estrategias para fomentar su entusiasmo por la educación.

¿Vamos a ello?

Fomenta la Curiosidad

Estimula su curiosidad natural haciéndole preguntas abiertas sobre el mundo que nos rodea. Apoya sus intereses y acompáñale a explorar diferentes temas que le llamen la atención.

Cuando sienten intriga por aprender algo nuevo, están más motivadxs para participar activamente en el proceso de aprendizaje.

Crea un Ambiente de Aprendizaje Positivo en Casa

Haz del aprendizaje una parte integral de la vida cotidiana en casa. Lee libros juntos, juega juegos educativos, ved en familia documentales interesantes y realiza experimentos simples. Demuestra entusiasmo por el conocimiento y modela una actitud positiva hacia el aprendizaje.

Establece Metas y Celebra los Logros

Ayuda a establecer metas alcanzables relacionadas con su educación y celebra cada logro, ya sea grande o pequeño. Reconocer sus esfuerzos y progresos refuerza su motivación intrínseca y le enseña la importancia de establecer y perseguir objetivos.

Proporciona Recursos Educativos Atractivos

Haz que el aprendizaje sea divertido y accesible proporcionando recursos educativos que sean interesantes y estimulantes. Esto puede incluir libros, juegos, aplicaciones educativas, videos en línea y actividades interactivas que se adapten a sus intereses y nivel de desarrollo.

Fomenta el Aprendizaje Autodirigido

Anima a explorar sus propios intereses y a buscar respuestas a sus preguntas mediante la investigación y la experimentación independientes. No des todas las respuestas. Apóyalo en el desarrollo de habilidades de autorregulación y autonomía, permitiéndole tomar decisiones sobre cómo y qué aprender.

Establece una Comunicación Abierta y Apoya sus Esfuerzos

Mantén abiertas las líneas de comunicación y demuestra tu apoyo incondicional. A veces, sin darnos cuenta, podemos expresar que lo que nos pregunta es una tontería o que lo que dice no es así. Escucha sus inquietudes, celebra sus éxitos y cuando se enfrente a desafíos, estad ahí. Saber que tienen el respaldo de su familia puede aumentar la confianza en sí mismxs y su motivación para aprender.

Recuerda que cada niño, cada niña, es únicx, por lo que es importante adaptar estas estrategias según sus intereses, necesidades y estilo de aprendizaje. Al fomentar un ambiente de aprendizaje positivo y alentar la curiosidad y la exploración, estarás sentando las bases para que desarrolle un amor duradero por el aprendizaje y el crecimiento personal.

Travesía del Dolor: Un Análisis Profundo del Duelo Perinatal

La muerte de un hijo, de una hija, antes, durante o tras el nacimiento es una experiencia devastadora que afecta profundamente, desencadenando una variedad de respuestas emocionales y psicológicas.

En un estudio revelador llevado a cabo por De Frain et al (1991) con 350 progenitores, se exploraron las complejidades de esta experiencia única y angustiante. A través de sus conclusiones, se arrojó luz sobre la gama completa de emociones y desafíos que enfrentan los padres y las madres cuando tienen que vivir un duelo perinatal. 

Choque Emocional y Culpa

Uno de los hallazgos clave del estudio fue la prevalencia del shock, la culpa y las dificultades emocionales experimentadas. La magnitud de esta pérdida deja a los progenitores en un estado de vulnerabilidad emocional, enfrentándose a emociones abrumadoras que pueden desencadenar una serie de reacciones psicológicas. Comprender y abordar estos sentimientos iniciales es crucial para el proceso de duelo.

La Importancia de Ver al Bebé Fallecidx

El estudio destacó la importancia significativa que muchos padres y madres atribuyen a ver a su bebé fallecido. Contrario a la creencia común, este acto no solo proporciona un cierre visual, sino que también juega un papel crucial en la formación de recuerdos tangibles. Recordar al bebé se convierte en un componente esencial del proceso de duelo, ayudando  a honrar y preservar la memoria de su hijx.

¿Son útiles las Autopsias?

Las autopsias, aunque consideradas una herramienta médica estándar, mostraron resultados variables en el estudio. Para la mitad de los padres, las autopsias resultaron útiles, proporcionando respuestas y claridad. Sin embargo, la otra mitad se enfrentó a resultados inconclusos, lo que no contribuyó a su proceso de duelo. Este hallazgo subraya la necesidad de una comunicación clara y comprensiva entre los profesionales médicos y las familias en situaciones tan delicadas.

Beneficios de los Funerales

En general, el estudio respaldó la idea de que los funerales son beneficiosos para el procesamiento del duelo. Proporcionan un espacio ritualizado para la despedida, permitiendo  procesar el dolor en un entorno que reconoce la pérdida. La importancia de estos rituales no puede subestimarse, ya que ofrecen consuelo y apoyo en un momento de profundo sufrimiento.

Todas las sociedades tienen y han tenido una forma estandarizada de despedida, esto nos puede hacer entender hasta qué punto tiene importancia para el ser humano.

Impacto del duelo perinatal en la Salud Mental

El estudio destacó el impacto significativo en la salud mental de los padres y madres en duelo, y señaló la presencia de sentimientos irracionales y momentos de “locura”. Desde cambios de residencia hasta consideraciones serias de divorcio o incluso suicidio, estos padres se enfrentan a desafíos emocionales y psicológicos que requieren una atención y apoyo especializados.

El Papel Fundamental del Apoyo

El apoyo a las familias en duelo se manifiesta a través de diversas acciones, como escuchar, enviar cartas, cocinar, cuidar a lxs hijxs vivxs, compartir su propio dolor, recordar al bebé y, quizás lo más importante, permitir el duelo y brindar espacio. Estos gestos simples pueden tener un impacto profundo en el proceso de curación.

¿Hay diferencias entre padres y madres?

Aunque las reacciones superficiales de esposos y esposas pueden diferir, el estudio sugiere que en lo más profundo, sus respuestas son sorprendentemente similares. Este insight desafía las nociones preconcebidas sobre las diferencias de género en el duelo, resaltando la universalidad de la experiencia del dolor ante la pérdida de un/a hijx.

El Trayecto de la Recuperación

El estudio reveló que la recuperación después de un nacimiento sin vida es un proceso prolongado. Toma alrededor de tres años para que la familia sienta que recupera cierto nivel de felicidad personal, aunque la conclusión es que nunca se recuperan por completo. Este hallazgo destaca la necesidad de un apoyo continuo a lo largo de la vida.

Transformación Personal y Familiar

La muerte de una hija, de un hijo,  transforma no sólo a la persona sino también a la relación y a la familia en su conjunto. Algunos se sumen en la amargura, mientras que otros valoran más la vida y muestran una compasión aumentada. Este aspecto dual subraya la complejidad del duelo y la diversidad de respuestas que pueden surgir de una experiencia tan devastadora.

Importancia de los Grupos de Apoyo

El estudio concluye resaltando la importancia de los grupos de apoyo para muchxs progenitores durante el duelo perinatal. Estos entornos proporcionan un espacio seguro para compartir experiencias, encontrar consuelo en la comprensión mutua y recibir orientación profesional. La comunidad juega un papel fundamental en el proceso de curación, ofreciendo un sostén que a menudo no puede encontrarse en otros ámbitos.

El estudio de De Frain et al (1991) arroja luz sobre la complejidad de la experiencia del duelo perinatal. Desde el impacto inicial hasta la travesía de la recuperación, cada fase presenta desafíos únicos que requieren compasión, comprensión y apoyo.

Al reconocer la variedad de respuestas y emociones que surgen de esta pérdida, podemos avanzar hacia un mayor entendimiento y empatía, contribuyendo así a la creación de entornos más compasivos para aquellos que atraviesan este doloroso viaje.

✨ ¿Soy mala madre?✨ 

La sensación de ser un mal padre o una mala madre es un sentimiento común que muchas personas experimentan,

Aunque cada vez se habla más del tema, todavía hay muchos tabúes al respecto, porque imaginamos que la crianza debe ser natural, espontánea, amorosa siempre y estética.

Y ¡SPOILER!

No lo es.

Expectativas poco realistas

El gran problema ante el que se encuentran los padres y madres son las altas expectativas cómo debe ser la crianza. “Esto jamás lo haré” “Que mala madre es fulanita que le deja hacer X” “En mi casa no va a haber ni una voz”.

Si sienten que no están cumpliendo con esas expectativas, aparece el malestar.

Las altas expectativas pueden ejercer una gran presión haciéndoles sentir que deben ser perfectxs y cumplir con estándares imposibles, generando estrés y ansiedad. 

En este momento también aparece la emoción estrella de la mapaternidad: la culpa. Al no lograr cumplir con esas altas expectativas, pueden sentirse culpables e inadecuados como padres/madres. Esto puede erosionar su autoestima y afectar negativamente su relación con sus criaturas..

Y al enfocarnos demasiado en cumplir con expectativas irreales, podemos perder de vista el disfrute genuino de la crianza. La presión constante puede hacer que la mapaternidad se convierta en una tarea agotadora en lugar de una experiencia gratificante.

Además, las altas expectativas pueden llevar a ser más críticos y exigentes. Esto puede generar tensiones en la relación y afectar la comunicación y la confianza entre las partes.

Falta de confianza en las habilidades parentales

La crianza no viene con un manual y, a menudo, podemos sentir inseguridad sobre si las decisiones que estamos tomando son las más correctas.

Por mucho que leamos, nos informemos o hablemos con otras personas, puede que lo que se supone que funciona, no te funcione a ti (hay muchos motivos personales y contextuales para que esto ocurra) pero eso no significa que no estés haciéndolo bien.

No significa que por eso seas una mala madre.

Culpa por errores pasados

Toooooodo el mundo comete errores en algún momento, también los padres y las madres. Algunas personas pueden tener dificultades para superar esos errores y perdonarse a sí mismxs, generando un círculo vicioso al que añadimos más culpa y estrés.

Estrés y agotamiento

Los padres y las madres son personas.

¿Esto qué quiere decir?

Que también tienen problemas, se cansan, se frustran o se enfadan. A esto añadimos el propio ritmo de la vida moderna, que no nos da un respiro y porque siempre nos exige más y más.

La crianza es agotadora física y emocionalmente. Es una tarea compleja y demandante que involucra una gran responsabilidad ya que los padres/madres son lxs principales cuidadorxs y educadorxs de sus hijxs. Tener la responsabilidad de satisfacer las necesidades físicas, emocionales y sociales de las criaturas puede ser abrumador.

Requieren atención y cuidado las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esto puede ser dejar poco tiempo para descansar, lo que aumenta el malestar y el estrés general.

Influencia de la sociedad y los medios de comunicación

La sociedad y los medios a menudo transmiten imágenes idealizadas de la paternidad y la maternidad. A causa de esto nos comparamos y sentimos que no estamos a la altura creyendo que somos “malas madres” por hacer (o no hacer) ciertas cosas. 

 La comparación constante con otras familias puede generar sentimientos de envidia o frustración.

Es esencial recordar que ser una madre o un padre perfectx es una expectativa irreal. Todo el mundo cometemos errores, sin embargo, lo importante es aprender de ellos y tratar de mejorar continuamente. El hecho de revisarse y querer mejorar ya es mucho, así que, en primer lugar enhorabuena.

 Hablar con amistades, familiares o buscar apoyo profesional puede ayudarnos a lidiar con estos sentimientos. También es muy útil rodearse de personas honestas con las que poder compartir emociones incómodas, que, te aseguro, todo el mundo tenemos.

Y, sobre todo, perdónate.

Lo haces lo mejor que puedes y sabes. Quizá ahora no te lo valoren, pero lo sabrán apreciar en el futuro.

✨​Dificultades en el Postparto✨​

Por norma general, se nos “prepara” de manera muy básica para el parto a nivel físico, y se nos cuenta que el momento del encuentro con nuestro bebé es algo tan fascinante, que todo lo vivido en el parto queda relevado a cenizas. Incluso, en algunas ocasiones hayamos podido escuchar a otras mamás hablar de la dureza del postparto, mencionando lo cansadas que están, la falta de sueño que tienen o la lentitud en su proceso de recuperación.

Pero, ¿realmente las futuras mamás o las mamás recientes sabemos a qué nos enfrentamos en nuestros postpartos? ¿Nos han “preparado” para conocer las dificultades con las que podemos encontrarnos en esta etapa de nuestras vidas?

Posiblemente la mayoría de vosotras respondáis que no. Y ese es el objetivo de este artículo, que conozcáis qué espinas podemos encontrarnos en nuestro postparto, y qué así, en el caso de toparnos con alguna de ellas, sepamos a qué nos enfrentamos y que, por supuesto, sepamos que no estamos solas.

¡Comencemos!

Separación madre-bebé

Una de las primeras dificultades que podemos encontrarnos es que nos separen de nuestros bebés tras el parto. Cuando la diada (madre-hije) es separada, no sólo sufre el bebé, también la madre. En el bebé, al separarlo de su madre, se producen una serie de respuestas en señal de protesta para volver a su zona de confort, su madre. Si esta protesta no es escuchada ni atendida, se activarán sensaciones de angustia y desesperación, además del sistema del estrés, donde elevados niveles de cortisol y adrenalina llenaran su torrente sanguíneo, lo que provocará una reducción de su temperatura y un aumento del ritmo cardíaco.

Por su parte, la madre entra en un estado de dolor muy profundo, pudiendo tener síntomas ansioso-depresivos. Inicia un estado de angustia por la separación, de enfado y desesperación. Existe tristeza por no tener a su bebé, duelo por la escena que había imaginado que viviría, y un aumento del estrés.

Duelo por el nido uterino vacío


La mujer inmersa en su postparto, ha dejado de estar embarazada y, aunque no siempre sucede, muchas refieren sensaciones de tristeza por el fin de esta etapa.
Esta situación, puede coexistir con la alegría y la satisfacción de tener a su bebé con ella. Sin embargo, aquellas que sienten esta tristeza, a menudo se sienten incomprendidas ya que la sociedad no entiende estos sentimientos de añoranza de la etapa anterior, y mucho menos, si nuestros bebes están sanos.
Es importante conocer que estas sensaciones son indicadoras de que se está atravesando ese duelo, y que es importante acompañarlas para apoyar así un postparto sano.

Amamantar

El camino de nutrir a nuestros pequeños a través de la lactancia materna, no siempre es sencillo. Podemos encontrarnos varias dificultades como grietas, mastitis, ingurgitaciones, etc., que, en caso de no poner solución, se complican, pudiendo incluso desarrollar fobia a dar el pecho en las mamás.

Frente a estos inconvenientes, es importante contar con el acompañamiento de profesionales expertos en lactancia, e incluso se ha demostrado el gran apoyo que aporta, pertenecer a grupos de lactancia y de madres. Éstos contribuyen al bienestar de las mamás, favoreciendo la confianza y la fortaleza de las mismas ante posibles presiones sociales, y también generando información y conocimientos en relación a la lactancia materna.

Disforia Postparto


Conocida más popularmente como “Baby Blues”.

Se refiere a “un estado de tristeza transitoria y leve que puede aparecer en los primeros días postparto y dura horas o pocos días y se resuelve de manera espontánea” (Ramirez, E.).

Entre sus síntomas podemos encontrar:

  • La tendencia al llanto,
  • Ánimo deprimido,
  • Ansiedad,
  • Problemas para dormir
  • Fatiga
  • Preocupaciones excesivas por el bebé.

Tiene una prevalencia del 40% al 60% (Jasedric, 2017), y aún así es una autentica desconocida para muchas mujeres. Éste hecho, el desconocimiento de que la disforia postparto existe, provoca en las mamás sentimientos de culpa y vergüenza por sentirse así, ya que la sociedad espera de ellas que estén felices y radiantes por tener a sus bebés junto a ellas.

Transformación

“El nacimiento de un niño y la responsabilidad de su vida causan cambios en la identidad femenina e implican cambios en sus relaciones personales y en todas las relaciones sociales. Por un lado, en el cambio de su identidad, la mujer pasa a asumir una nueva condición de sí, de la vida, de las relaciones, de los demás, provocando una transformación de comportamiento, posturas y finalmente un cambio completo en su autoimagen. Y, por otro, la sociedad al imponer papeles, fundamentalmente, exige ciertos posicionamientos y actitudes que la relegan a una condición de cumplidor de su deber” (Giordani et al., 2018).

Al convertirse en madre, la mujer ve transformada su vida anterior en todos los ámbitos: laboral, social, familiar y de pareja, adaptándose a los ritmos de su bebé y colocándolo en el
centro de las prioridades. Esto mismo ocurre en la pareja.

Es por ello por lo que muchos autores señalan que la maternidad es una verdadera crisis vital.

Sueño

Por todos y todas es sabido que dormir es una necesidad vital. Sin embargo, cuando estamos inmersas en el postparto, las madres ven sus ciclos del sueño interrumpidos, lo que las hace estar más cansadas en el día y que su estado emocional y las fuerzas para afrontar el día no sean las óptimas.

Esta situación, no solo afecta a las madres. Puede incluso afectar a la pareja y a todo el sistema familiar.

Varias investigaciones comunican que para favorecer el descanso materno y de la criatura, los recién nacidos duerman cerca de su madre, por ejemplo, practicando el colecho de forma segura.

Soledad


Por lo general, cuando se produce la incorporación de la pareja al puesto de trabajo, la mujer queda sola en casa con su bebé, al frente del cuidado de la casa y de los demás hijos, en el caso de tenerlos.


Esta sensación de soledad, sumada al cansancio y la falta de sueño pueden repercutir negativamente en el estado emocional de la madre. Estas realidades dificultan a la madre la
posibilidad de ocuparse en plenitud del cuidado del recién nacido. Es por ello por lo que se considera muy beneficioso que la madre tenga apoyos para evitar sensaciones de sobrecarga, ya que éstas pueden ser una variable influyente en el desarrollo de sintomatología depresiva postparto.

Sexualidad

El embarazo, parto y postparto, así como la lactancia materna, son considerados eventos de la vida sexual y reproductiva de la mujer. Al ser la sexualidad un fenómeno biopsicosocial, vamos a tratar todas estas áreas por separado.

Por un lado, teniendo en cuenta el aspecto biológico, se ha observado que en los primeros 6 meses aproximadamente del postparto, existe un menor deseo sexual en la mujer,
especialmente si ésta da lactancia materna exclusiva. Al alumbrar la placenta, los estrógenos y la progesterona caen, y la prolactina se incrementa para dar comienzo a la lactancia. Este hecho es lo que producirá esta disminución en el deseo sexual de la madre puérpera además de una posible escasa lubricación.

A nivel psicológico, la mujer acaba de vivir un episodio fuerte tanto a nivel físico como emocional, como es el parto. Según haya sido el transcurso de éste, la mujer se sentirá mas o
menos preparada para retomar las relaciones sexuales. Otros aspectos que nos encontramos en esta área, es el hecho de que muchas mujeres pueden sentir rechazo a que se les toque el pecho, ya que sienten que ese espacio es lo que aporta los nutrientes a su hijo, y dejan de verlo, por un tiempo, como una zona erógena. Lo mismo puede ocurrir con la vagina, teniendo en cuenta que el parto es reciente, la vuelta a considerarla un espacio sexual es extraño para algunas mujeres.

Presiones sociales

Llega un momento en la que toda mujer puérpera empezará a recibir presiones para volver al mundo externo, para hacer dietas, para hacer ejercicio y recuperar su figura, etc.
Estas presiones y la idea de que pronto se han de incorporar al mundo laboral, afecta a la vivencia psíquica que las mujeres tienen de su postparto, y en muchas ocasiones lo viven con estrés y presión.

Para que me entendáis, es como si la mujer estuviera en una carrera contrareloj en la que se le pide que vuelva a ser la de antes, estando todavía ubicándose en su nuevo rol de madre.

Por otro lado, nos encontramos con la presión de ser una buena madre. Sin embargo, ser una buena madre es algo totalmente subjetivo. Lo que para mi signifique ser buena madre, no tiene que ser lo mismo que para ti. Por tanto, hemos de respetar la opinión de cada madre y en todo caso optar prioritariamente por la información y el acompañamiento mas que por la presión y el juicio.

En nuestra sociedad, por lo general, impera un modelo de vuelta a la normalidad, de madres todopoderosas que pueden con millones de tareas, incluyendo el cuidado del bebe, volver al trabajo, el cuidado del hogar, el cuidado de la pareja y el cuidado propio.

Pero, ¿es esto real o es una meta fantástica que solo genera ansiedad en las madres que intentan alcanzarla?

✨Miedo al Parto✨

Parir, dar a luz, es el momento en el que vamos a encontrarnos con nuestro bebé. Es un momento importante en nuestra vida sexual, en nuestra vida emocional, en la vida de nuestro bebé.

En el parto la gran aliada es la oxitocina. Esa misma que aparece cuando nos enamoramos. La misma que aparece en las relaciones sexuales. La llamada hormona del amor. 

Esta hormona es la que favorece la dilatación y por tanto todo el proceso de dar a luz.

Cuando sentimos miedo, aparecen hormonas como el cortisol, la llamada hormona del estrés. Esta hormona aumenta la percepción de dolor y dificulta la dilatación ya que es la “enemiga” de la oxitocina.

Por lo tanto, desde un primer momento es importante entender cómo el miedo puede repercutir en el proceso y la vivencia del parto. 

A medida que se acerca el momento del parto, el miedo va haciendo acto de presencia. Y es natural, cierto nivel de miedo nos mantiene alerta. No olvides que todas las emociones son útiles.

Sobre todo al final del embarazo aparece la incertidumbre de cómo saldrá todo, si sabré identificar las señales de parto, si sabré si los síntomas son propios del proceso o puede estar ocurriendo algo más, cómo nacerá el bebé, si estará sano … 

Además en la aparición del miedo juega un papel muy importante el lenguaje y la narrativa que hemos ido dando al proceso de parto. Si el parto es un proceso fisiológico, natural, que lleva dándose desde que existen los mamíferos, ¿por qué da tanto miedo?

Según la RAE Parir es: “Dicho de una hembra de cualquier especie vivípara: expeler en tiempo oportuno el feto que tenía concebido”.

Según InaMayGaskin, matrona que ha reivindicado en su carrera el parto humanizado, el parto es una “mezcla de connotaciones biológicas, espirituales y sexuales”.

Sin lugar a dudas, hay una enorme diferencia entre estas dos conceptualizaciones del parto y el vocabulario empleado en ellas. A mí desde luego la palabra “expeler” no me conecta para nada con un acto espiritual y sexual, vivido desde el amor.

La capacidad de lenguaje es algo maravilloso del ser humano que nos permite hacer aprendizajes a través de él, sin necesidad de experimentar de primera mano. Esto puede ser muy útil para la supervivencia de la especie. Por ejemplo, sé que el fuego quema sin necesidad de quemarme. 

Sin embargo, en otras ocasiones, esas relaciones que establecemos a través del lenguaje no nos ayudan tanto. Y en este caso, no ocurre solo por las historias de terror que nos cuentan acerca del parto, si no por el vocabulario utilizado al referirnos a él.

Por qué se produce el miedo al parto:

  • Puede aparecer en el primer embarazo, sin haber tenido experiencia previa. 
  • Por falta de información: Se produce el miedo a lo desconocido

Como vimos al principio del artículo, hay muchas incertidumbres cuando vas a vivir esta experiencia por primera vez, y a los seres humanos nos encanta la sensación de control.

  • Por el uso del lenguaje cuando nos referimos a él. 

Estando embarazada viene la vecina del quinto a preguntarme de cuánto estoy y aprovecha ese momento, ¿por qué no? , para contarme su tormentosa experiencia de parto. Dando todo tipo de detalles escabrosos.

¿Os ha pasado? Recuerda: su experiencia no tiene por qué ser la tuya. Y sobre todo, su VIVENCIA no va a ser la tuya.

Pero no ya la vecina del quinto. Nuestra madre, tía y/o abuela, nos cuentan su experiencia. Indagamos en nuestro propio nacimiento. Y ¡sorpresa! Nos encontramos con experiencias negativas en nuestra propia familia. Nosotras mismas pasamos por esa experiencia al nacer. Y se establece una relación con cómo parió mi madre, mi tía, mi abuela, y cómo lo haré yo. “Somos de cadera estrecha”, “en nuestra familia no dilatamos”… Historias de terror que en muchas ocasiones se ven condicionadas por la falta de información de la que hablábamos antes. Tanto del que la cuenta como del que la recibe. Y que además son historias que quizá llevamos oyendo desde que somos niñas y las hemos hecho nuestras.

Estas historias también pueden generarnos desconfianza en el personal sanitario, no sea que me hagan lo mismo que le hicieron a tal amiga. Y esa desconfianza nos va a poner alerta, tensas, a la expectativa.  Aquí vienen el cortisol y la adrenalina a hacer de las suyas y a dificultarnos el proceso.

Y ¿qué pasa con cuando nos dicen “que sea una horita corta”?. Si me desean que pase rápido, puedo inferir que esa situación no debe ser agradable.

Seguro que también nos han contado historias positivas, pero para el cerebro tiene     más impacto lo relacionado con el miedo y se guarda esa información para prevenirnos de un posible peligro. Gracias cerebro por protegerme, pero quizás estaría bien  bajar la guardia.

  • Vivencia del parto como negativa. Cuando hemos tenido una experiencia previa de parto en la que hemos pasado miedo, incluso nos ha resultado traumática se genera esa asociación parto= miedo. 

Recuerda, la historia no tiene por qué repetirse. Esa vivencia pasó. Esta es otra nueva.

Todo esto ocurre igual en la pareja, que como acompañante y espectador/a puede sentirse invadido/a por el miedo y además sentir que su miedo no es tan importante porque no es protagonista del proceso. Esto puede hacer que le sea más difícil compartir y hablar acerca de cómo se está sintiendo o poder expresar que como espectador/a de un parto traumático también se ha visto afectado/a. 

Qué puedo hacer:

  • Buscar relatos de parto con experiencias positivas. 
  • Informarte respecto a los protocolos del hospital donde vas a parir.
  • Informarte respecto a cómo es el proceso del parto. Aprovecha las visitas a la matrona para preguntarle todo lo que necesites saber, exponer todas tus dudas y que te dé información sobre el hospital. Ahora con el COVID y la ausencia de clases preparto, no queda otra que aprovechar esas visitas. Te recomiendo además leer “Parir” de IboneOlza y “Parir sin Miedo” de Consuelo Ruiz.
  • Revisar tus miedos, ponerle palabras y refutarlos o ponerles remedio: ¿de dónde me viene este miedo?, ¿es un miedo real o es algo que me da mi mente?, ¿qué está en mi mano para sobrellevarlo?
  • Compartir tus miedos e incertidumbres: hablar con otras mamás embarazadas, con personas de tu círculo cercano que sean de sostén, con tu pareja y familia… Hablar y expresar tus miedos ayuda a superarlo.
  • Puedes hacer sesiones de Método Naces, también conocido como hipnoparto. En ellas podrás hacer visualizaciones que te guiarán a lo largo del proceso de parto asociándolo a una experiencia vivida desde el amor y el reencuentro. Además también se puede trabajar la confianza en el cuerpo, en el personal sanitario, el vínculo madre-bebé… y a desvincular dolor de sufrimiento.¡OJO! No se trata de convencerte de que tu parto va a ir tal y como tengas planeado. Se trata de prepararte para que la forma en que lo vivas sea desde el amor y la confianza, pase lo que pase.

Y si el miedo se vuelve demasiado intenso…


Si sientes que ese miedo es demasiado intenso y que los pensamientos entorno a esto ocupan gran parte de tu día, busca ayuda. Acude a un especialista de la psicología perinatal que pueda proporcionarte un tratamiento y acompañamiento adecuado.

Estamos aquí para ayudarte a transitar este camino.

✨INÉS DEL ALMA MIA ✨

El día 15 de octubre de 2018, Día de la muerte perinatal y gestacional a las 9:56 de la mañana publiqué un post en mi página de Facebook sobre psicología haciendo una llamada al reconocimiento del duelo de las mujeres y familias que habían perdido un bebé durante la gestación o después de la misma y me leí la Guía sobre qué hacer en caso de muerte perinatal que la Asociación Umamanita había publicado esa misma mañana. Yo estaba embarazada de mi hija Inés, de 38+5sdg (semanas de gestación) y nunca imaginé que ese mismo día a las 18:00 horas yo me iba a convertir en una de esas mujeres y mi familia en una de esas familias.

La última vez que sentí a Inés fue de madrugada, tenía mucho hipo y no me dejaba dormir. Me levanté por la mañana y no se movía, pero ilusa de mí, pensé – “Estará dormida. Ahora cuando desayune seguro que se activa. Además tiene muy poco espacio.” Desayuné, pero Inés no se movió, algo en mi me decía que no iba bien. Pero no quise pecar de paranoica. Volví a desayunar, pero tampoco se movió.

Le dije a mi marido que después de pasar consulta por la tarde me llevase al médico porque sentía que algo no iba bien. Me dejó en urgencias del hospital materno y él se fue con mi hijo mayor, porque yo le dije: “seguro que no es nada, pero me quedo más tranquila”.

Me hicieron pasar. Me pusieron el doppler, pero la matrona no encontró latido. Me dijo que iba a llamar a la ginecóloga para que me hiciese una eco, que los aparatos a veces no captan el latido por la posición del bebé.

La ginecóloga vino acompañada de dos médicos más. Me llevó a la consulta donde se encontraba el ecógrafo y empezaron a llegar más médicos. Todos miraban la imagen del ecógrafo con cara de circunstancias. Recuerdo a una de ellos, joven a la que se le saltaron las lágrimas. Fue entonces cuando lo supe y pregunté -¿Que no, no?- y la médico me hizo un gesto con la cabeza y me dijo: “No. No hay latido”.

En ese momento pegué un salto de la camilla, casi me caigo y los médicos no hacía más que decirme que estuviese tranquila (os recomiendo recordar no decirle a nadie nunca eso de tranquila cuando ocurre una situación que es para no estarlo). Yo solo pensaba para mis adentros que me acababan de decir que mi hija estaba muerta y que podía estar de todo menos tranquila. Recuerdo que sólo decía: “no me puede estar pasando esto a mi hoy. No puede ser.”

Me ofrecieron irme a casa, pero les dije que no, que tenía que llamar a mis padres, mi marido, mis suegros para organizarnos con mi hijo y que viniese mi marido al hospital que yo no me iba a casa. Después de llamarlos yo solo podía pensar en la información de la Guía que había leído por la mañana y una historia que se hizo viral sobre una orca que parió a su cría muerta y la llevó en el lomo durante tres semanas, hasta que ya no pudo más y la dejó ir. Me repetía una y otra vez que tenía que afrontar la situación. Soy psicóloga y es lo que repito en todas las consultas.

Vino mi marido y su tía, que fue matrona. Mientras tanto la médico me dio a elegir si parto natural o cesárea. “Parto vaginal”, respondí.  No paraba de pensar en la orca y su cría y me decía a mi misma que la naturaleza es una gran maestra. Gracias a la vida, apareció también Aroa, la matrona que asistió mi parto y que estaba formada en qué hacer en estos casos. Sentí que hablaba mi idioma, que me entendía y en todo momento me dio opción de lo que hacer y me recomendó lo que era mejor para mí y para el duelo. Le dije que quería hacerlo como ocurre en la naturaleza, como si Inés estuviese viva porque era consciente de que eso me iba a ayudar en mi proceso de duelo, y efectivamente fue lo mejor que pude decidir.

No sé qué hora era, perdí la noción del tiempo. Me pusieron propess por tener cesárea anterior de mi hijo Mateo para inducir mi parto y me llevaron a la sala de dilatación 1 del hospital de Jerez que es donde suelen poner a las familias que les ocurre esto. Empezaron las contracciones y varias veces me ofrecieron ponerme un sedante. Yo decía que no una y otra vez y me preguntaban que por qué no, yo siempre respondía que sabía que eso me anestesiaría y me alejaría de contactar con la experiencia de parir a Inés y de la pérdida, cuestión que se que es fundamental para el proceso de duelo. Contactar con la realidad de la pérdida, creer lo que ha pasado, es el primer paso para sanar.

Finalmente accedí porque me dijeron que eso haría que mi cuello se relajara y que el trabajo de parto se facilitase. Fue como haberme bebido 4 copas y coger un punto gracioso sin haber cogido ni una sola, incluso llegué a bromear con mi marido y reírme entre contracción y contracción. Lo cierto es que no recuerdo si me pusieron oxitocina sintética o no.

Cuando comenzaron a darme más seguido y ser más dolorosas, hacia el sonido “aaaaaaaaa” con un boli entre los dientes para engañar un poco al cerebro y mi marido masajeaba la parte baja de la espalda para mitigar el dolor. En cierto momento, me hicieron tacto y me dijeron, te vamos a bajar para poner la epidural. Me la puso un anestesista con pinta de muy moderno y me puso una dosis tan alta que no sentía de barriga para abajo absolutamente nada. Pensé en que me la pondrían como con mi hijo(walking epidural) pero no fue así. Me empezó a dar mucho frío, temblaba mucho, tiritaba.  Tanto que me pusieron una manta enchufada a aparato que emitía calor que tenían en quirófano. Me dio un poco paranoia de que iba a morir yo también, que no podía sentirme las piernas y que la tensión era muy baja y que yo también moriría. Fueron unos momentos muy angustiosos. Preguntaba a mi marido cada vez que pitaba el aparato de la tensión que cuanto marcaba. Menos mal que llegó Aroa Vaello en el cambio de turno, la matrona formada en casos de duelo y me tranquilizó con su presencia, experiencia y sus palabras.

Conseguí dormir un poco y no se a qué hora apareció Aroa acompañada de la Tía de mi marido, matrona jubilada. Me hicieron tacto y me dijeron que estaba completa. La cabecita de Inés ya se veía un poco. Oí decir a Aroa que tenía el cráneo muy acabalgadito. Me dijeron que empujara, pero no podía debido a la gran cantidad de epidural que me habían puesto. Me retiraron a bomba de anestesia y me llevaron a paritorio. Mi marido vino conmigo. Le pusieron e atuendo correspondiente y a mi me pasaron al potro entre 6 personas. De esas 6, algunas se fueron y otras se quedaron.

Nuestra Tía Paz, se quedó fuera pero podía asomarse por una ventanita. Todo el personal estaba en silencio, luz natural, solo un pequeño foco encendido. Aroa, estaba esperando a Ines e Isabel me guiaba en los pujos haciéndome observar mi barriga para ver cuando tenía que empujar ya que no podía sentir nada.  Después de 3 empujones Aroa me dijo- ya está aquí la cabeza, ¿quieres verla?- yo le dije que sí. Cogió un espejo y lo puso mirando hacia mí. Pude ver la cabeza de Inés llena de pelo. En unos cuantos empujones más  Inés salió. Me la pusieron encima, estaba calentita. Era preciosa, larga y se parecía muchísimo a su hermano. Tenía la boquita abierta y olía a flores. Comenté con mi marido que era igual que Mateo. Parte de su piel estaba despegada. Le pusieron una toallita encima. Me cosieron y me avisaron que se la llevarían para pesarla y medirla, envolverla y me la darían de nuevo.

El parto fue una experiencia para mi preciosa, mágica, pero sin la recompensa de la vida, de poder mirar a los ojos de mi hija, de escuchar su llanto. Nació a la 13:30 del día 16 de octubre de 2018.  Aroa me ofreció que si quería que le tomase huellas de manos y pies y que si quería estar un rato con ella para despedirme, para despedirnos. Le dije que sí, porque sabía que era la única oportunidad que tendría de hacerle fotos, de acunarla, besarla, cantarle una nana y decirle adiós PARA SIEMPRE. También de generar recuerdos con ella que me acompañaran toda la vida. Recuerdo como lloraban todas y como estaban en silencio. Yo les decía, gracias por ser mis angeles en la tierra.

Mi marido me hizo fotos, poco después de ponérmela encima y también cuando se la llevaron para medirla. 

Al quitarme la anestesia mis piernas empezaron a responder pero yo no las controlaba. Casí le pegué una patada a una de ellas, sin querer. Me dio risa y pedí perdón.

Me pasaron otra vez a una cama. Me devolvieron a Inés con un pañal, un gorrito rosa y envuelta en una empapadera. Dije que había traído ropa para vestirla pero me dijeron que para qué iba a hacerlo. Me arrepiento de eso. De no haberla lavado y vestido.

Un celador nos llevó otra vez a la sala de dilatación 1. Recuerdo su cara y sus lágrimas. Me esperaban mis padres. 

No os niego que mientras dilataba y paría mi mente no paraba de decir “seguro que ocurre un milagro y cuando salga, te la pongan encima y escuche tu corazón, se despertará”. Se lo decía a mi marido en la sala de dilatación y él me decía: “Gordi, eso no va a pasar”.  El también me dijo, es impactante que nuestra hija muera un día y nazca al siguiente. Así es. Dar a luz a tu hija muerta es una paradoja de la vida pero es una realidad que existe y ocurre y debemos estar preparadas para ello. 

Hice como la orca. Tuve a Inés conmigo hasta que ya no pude más porque su cuerpo empezó a mostrar signos muy evidentes de la falta de vida. Su aspecto había cambiado y un hilito de sangre salía por su nariz. Estaba fría y la piel empezaba a despegarse del resto del cuerpo.Se despidió de ella, mi marido y mis padres. Luego les pedí que me dejaran a solas. Le canté una canción que suelo cantar a mi hijo para ir a dormir y cumpleaños feliz. Lloraba mientras lo hacía. A las 15:15 del día 16 de octubre llamé a la matrona y se la llevaron. PARA SIEMPRE.

Cuando me preguntan como psicóloga cómo superar la muerte de un hijo/a siempre digo que los hijos/as no se superan, se viven, estén donde estén. El reto de este duelo es maternar en el corazón. Entender que la muerte no acaba con la relación ni el título que ostentamos. Entender que el duelo es un proceso donde la persona es activa, es decir, el duelo es algo que hacemos, no que nos pasa. En el que hay diferentes tareas como proponen los modelos actuales y no fases, que deben ser abordadas:

  1. Aceptar la realidad de lo ocurrido: entender que lo que ha pasado me a ocurrido a mi. Por eso es tan importante en esos primeros momentos que la mamá y la pareja tengan contacto con el bebé fallecido, porque eso les va a ayudar en esta primera tarea, por muy duro que suene.
  2. Conectar y prestarse a sentir todas las emociones que acontecen: vacío, rabia, ira, envidia, miedo, desesperanza, tristeza, culpa, alivio, calma…Poder elaborarlas junto con el dolor tan inmenso que la muerte de un hijo/a deja.
  3. Reconstruirte como esa nueva tú que nace después de que tu hijo/a haya muerto durante el embarazo o poco después y reconstruir una vida que no habías imaginado con ese hijo/a presente de otra manera. Adaptarte a esa nueva vida.
  4. Aprender a “maternar en el corazón”: construir la relación desde el recuerdo del amor y tiempo compartidos. Hacer de la ausencia, presencia desde el recuerdo.

Es un duelo muy duro y que por la casuística y peculiaridad tiende a complicarse, por ello es muy importante recibir apoyo. Siendo consciente de ello, poco después de que me ocurriera fundé una Asociación junto con dos matronas de apoyo al duelo perinatal llamada Asociación Matrioskas, de la que ahora soy psicóloga voluntaria acompañando grupos de ayuda mutua. Realizamos nuestra labor en Andalucía.

Por otro lado también me especialicé en psicología perinatal y duelo perinatal y atiendo en mi consulta privada a familias que les ha ocurrido y doy formación en duelo a sanitarios en hospitales.

Recomiendo a todas las familias que hayan pasado por ello informarse de los recursos disponibles en este sentido y recibir ayuda. No es algo banal, aunque la sociedad lo silencie. Tenéis derecho a vuestro dolor. Solo vosotros sabéis cuanto os duele. Porque el dolor del duelo no es proporcional al número de semanas, días o años, sino a la cantidad de amor que sentís. Y el amor de una madre o un padre por su hijo o hija es incalculable.

✨Vinculo madre bebé durante el embarazo ✨

Hoy día, las familias cada vez somos más conscientes de la importancia que tiene desarrollar un vínculo de apego seguro con nuestros hijos e hijas y cómo esto influirá positivamente en su vida adulta.

Sin embargo se conoce menos que el vínculo puede establecerse desde el embarazo y que ese vínculo será un buen facilitador del apego seguro tras el nacimiento.

Ya desde el embarazo, me atrevería a decir casi que desde la búsqueda, la madre puede establecer lazos emocionales con su bebé. 

Digamos que el apego sí se produce tras el nacimiento, dado que es bidireccional madre-hij@, y el vínculo prenatal se produce antes del nacimiento y es de la madre hacia su bebé.

Esta relación nos ayuda a mantener los cuidados necesarios para favorecer el desarrollo de nuestro bebé: visitas médicas rutinarias, seguir las indicaciones médicas en caso de que sea necesario, cuidar nuestra alimentación… y a prepararnos para el nacimiento: al estar vinculadas al bebé que habita nuestro vientre, podemos proyectar con mayor facilidad cómo será el nacimiento, preparar el hogar para su llegada y prepararnos a nosotras mismas, lo que además nos facilitará el posparto.

Por todo lo comentado, revisar si se está estableciendo este vínculo o no, puede ser una herramienta útil de prevención de cara al posparto y al futuro establecimiento del apego.

Como podéis imaginar, cada mujer es un mundo y cada embarazo se da envuelto en un sinfín de circunstancias que pueden facilitar o dificultar el establecimiento de este vínculo.

En la actualidad tendemos a vivir a un ritmo frenético, desconectad@s del aquí y ahora. Siempre hay cosas que hacer: el trabajo, la casa, l@s hij@s, la familia… y en ese ir y venir nos vemos envueltas sin detenernos a veces ni a mirarnos en el espejo. Este ritmo de vida en ocasiones dificulta ser conscientes de si estamos conectando con nuestro bebé.

Las características del propio embarazo pueden obstaculizar también que se produzca este vínculo. Por ejemplo, un embarazo complicado a nivel médico: con recurrentes ingresos, amenazas de aborto o el hecho de que sea un embarazo no planificado pueden ser indicadores de dificultad para establecer ese apego.

Sin olvidar, por supuesto, las circunstancias que pueden rodear el embarazo: problemas en la pareja, en el trabajo, haber vivido la muerte de un bebé anteriormente…

Como vemos, son muchos los factores que afectan a la creación y enriquecimiento de la relación entre la madre y el bebé. Por suerte existen algunas técnicas que nos permitirán construirlo de forma consciente. ¿Quieres conocer cuáles son?

El primer paso, y a fin de cuentas el más importante, es darnos cuenta. Preguntarnos a nosotras mismas si nos sentimos vinculadas a nuestro bebé o no. Ser conscientes de qué está ocurriendo.

Si la respuesta es No, te planteo algunas propuestas sobre lo que puedes hacer:

  • Ver las ecografías de tu bebé. 
  • Dejar al menos un momento al día para tumbarte o sentarte tranquila a centrar tu atención en los movimientos de tu bebé. Si lo haces varias veces, irás aprendiendo el patrón de movimiento de tu bebé e irás conociéndolo.
  • Hablar a tu bebé, él te oye dentro de ti.
  • Escribirle. La escritura nos ayuda a poner orden a nuestros pensamientos y emociones, a expresarlos. Es algo tangible y que perdura con el tiempo. 
  • Realizar sesiones de visualización guiada. Con un profesional cualificado puedes tomar esos minutos para ti y tu bebé. Sólo tienes que relajarte e imaginar lo que la profesional te vaya diciendo. Te guiará hablándote de tu bebé, de la sabiduría de tu cuerpo, de lo que tu bebé percibe en tu interior… ¡es una experiencia maravillosa!

Pero sobre todo… ¡No te sientas culpable!

Cada mujer tiene sus procesos y necesita sus tiempos. El vínculo se establecerá en algún punto, lo importante es que cuides de ti y de tu bebé.

Aún así, si sientes que necesitas más ayuda porque tienes dudas o preocupaciones al respecto, no dudes en contactar con nuestro equipo. ¡Estamos aquí para acompañarte!

CUADERNO DE DUELO GESTACIONAL Y PERINATAL

DUELO GESTACIONAL O PERINATAL

. Las personas que pierden un bebé en el proceso de gestación o poco despues de nacer tienen derecho a su duelo.

. Su perdida es real así que debemos reconocerla. Debemos tomar conciencia tanto a nivel de sociedad como a nivel individual.

. Hice este cuaderno para ayudar a una amiga a integrar su pérdida.

. Ahora está disponible para todas las personas que lo necesiten y profesionales que lo quieran como herramienta en terapia.

. Espero de veras que os sirva de ayuda. Con todo mi cariño.

. Enlace a “Cuaderno de duelo perinatal y gestacional”: