✨No te quedes✨

Tener una relación de pareja no te convierte, mágicamente en una persona feliz. Hay parejas, por mucho amor que haya, de las que es mejor alejarse.

Mejor bueno desconocido…

Más vale lo bueno por conocer.

Siempre.

Porque lo malo conocido no suele cambiar. Ni siquiera quiere a veces.

Mira que me gusta a mí el refranero.

Pero eso de mejor malo conocido… Pues va a ser que no.

Si algo es malo para un@, por mucho que sea conocido, lo mejor es largarse.

Da mucho miedo. No sabemos qué nos podemos encontrar. A veces la comodidad de lo que controlamos nos hace permanecer.

Y es que es humano temer lo que no sabemos.

Porque lo que no sabemos puede ser terrible.

O puede que no.

No te olvides de ti

Nos han dado tanto la murga con lo que debe significar el amor que cuando al fin encontramos a esa persona la colocamos en el centro de nuestra existencia.

Todo lo llena.

Nuestras parcelas cada vez se hacen más pequeñas y abandonamos actividades, hobbies y personas que realmente nos hacían bien.

Nos abandonamos de cierta manera…

Y al abandonarnos y moldearnos a imagen de nuestra pareja, nos perdemos un poco.

Por eso es importante tener tiempo para ti, amistades propias, intereses solo tuyos…

Mantener nuestro sitio en el mundo, más allá de “estar con”, es indispensable para poder seguir siendo tú.

Sobre todo si esa relación termina rompiéndose.

Hay gente que siente que no le queda nada cuando se termina su relación de pareja, solo imaginarlo provoca malestar. Y esto es muy peligroso.

Porque podemos “aguantar” situaciones con las que no nos sentimos del todo cómodas.

Porque una relación en la que la otra persona lo es todo, no es una relación de libertad.

Y sin libertad (más que sin amor, diría yo) no hay pareja que se sostenga. O al menos ninguna saludable.

La terapia de pareja puede ayudarnos a establecer límites y aprender a comunicarnos con la otra persona para no perder nuestro yo y, de esa manera, tomar decisiones que nos acerquen o nos alejen si es el caso.

✨​ ¿Quién soy? ✨​

No eres lo que te dijo esa profesora cuando tenías 6 años.

Ni el insulto de aquel compañero de instituto.

Ni eres lo que te decían tus tíos en Navidad.

Es hora de tirar la ropa que no te sirve del armario, para que se adapte a quién eres ahora.

Los patitos feos

A veces guardamos la ropa de quienes ya no somos en nuestro armario.

Y hay situaciones en la vida que nos llevan a ponernos esos trajes pequeños, incómodos, apretados, por simple inercia.

De repente en una reunión con el jefe nos convertimos en un niñ@ de 6 años frente a su Maestro. Ese que te dijo que no servías para estudiar y que no llegarías a nada.

De repente en una conversación de pareja nos convertimos en ese/a joven de 15 años a la que su padre decía que no era suficiente y que intentaba agradarlo de todas las formas posibles.

Siempre podemos volver a tener la edad que tuvimos, ponernos esos trajes, pero no sé si te conviene. Si te hace bien guardar esa ropa y seguir poniéndote la ropa de 6 con 25, 26, 41 o 60.

Quizás sea hora de hacer limpieza de armario. Probarse los trajes, sentirlos, ver lo que ya no es y hacer un Mary Kondo. Dar las gracias por lo útiles que nos han sido y despedirnos de ellos.

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L@s psicólog@s somos como Mary Kondo a nivel mental. Te ayudamos a poner orden, concierto y tranquilidad. Deshacerte de lo que ya no es para que brille quien eres hoy y te reconozcas.

Fortalezas

Las fortalezas son esas cualidades que también nos definen, pero no a través de lo que quienes nos rodean piensan, si no de nuestros valores y virtudes.

Es el punto de encuentro entre eso que se nos da bien y que encima nos interesa.

Cuando dedicamos tiempo a actividades que tienen que ver con las fortalezas nuestra autoestima aumenta, por lo que es muy recomendable conocerlas y trabajarlas.

De esa manera al preguntarnos ¿quién soy? no tenderemos a responder en base a las etiquetas que nos ponen, si no al traje que nos hemos ido confeccionando ;-).

✨No soy el centro del mundo. Ni quiero✨

No eres el centro del mundo.

Ni de la vida de l@s demás.

¡Y menos mal!

Este fin de semana me encontré con una antigua compañera del instituto. Cuando fui a saludarla, muy contenta de verla me dijo ” ¡Ah! ¿Ahora ya me saludas?”.

A cuadros me quedé.

Creo que al ver mi cara supo que no sabía de qué estaba hablando.

Por lo visto hace un par de años estuvimos en el mismo bar. Yo estaba pidiendo en la barra y cuando se levantó para saludarme, cogí los cafés, puse muy “mala cara” y volví a mi mesa.

Ese día, por lo visto, subí una publicación a Instagram lanzándole una indirecta. Ella me eliminó de sus redes sociales.

Yo no la vi. Os juro que el día del bar no me di cuenta que estaba… Y si puse mala cara sería porque estaría pensando en cualquier cosa. O que me quemé con el café. Vete tú a saber. Por supuesto la publicación de Instagram no tenía ningún tipo de relación con ella.

No sé si le convencieron mis explicaciones… Pero a mí sí que me hizo reflexionar: ¿Cuántas veces me he tomado como algo personal comportamientos de otras personas?

Es uno de los grandes hit de la Dramaqueen: la personalización. Esta distorsión cognitiva es un error de procesamiento que hace que nos atribuyamos acciones o palabras externas que, en realidad, no tienen nada que ver con unx.

“Siempre llueve cuando lavo el coche”

“Noséquién ha puesto una canción en Insta que va por mí”

“La profesora ha dicho que los examenes no han salido bien mientras me miraba”

Estas creencias (que todo el mundo tiene en menor o mayor medida) hacen que terminemos cayendo en un victimismo que no es real. Por eso, cuando tengas dudas, pregunta y busca evidencias, no sólo te dejes guiar por aquello que sientes.

Cuando nos damos cuenta que no somos el centro del mundo, que la gente, por norma general, olvida en 2 segundos lo que hiciste o dijiste, duele un poquito. Nuestro ego se resiente. Pero también es liberador.

Libera saber que la gente no vive pendiente de una. Que todo el mundo se mira a sí mismo cuando le enseñamos la foto de grupo.

Tomar conciencia de esto da miedo, pero más miedo me daba lo otro.