✨​Pensamientos molestos ✨

El ser humano cuenta con dos realidades: la externa y la interna.

Todo el mundo, de una u otra manera, distorsionamos la realidad, porque nuestro cerebro la filtra a modo de colador: nos quedamos con aquello que considera relevante.

Este filtrado suele hacerse a través de las palabras, es decir, que vamos contándonos qué ocurre. 

Y se realiza de forma automática.

El problema viene cuando el discurso que creamos no se ajusta con lo que de verdad sucede, llegando a dañarnos.

A esto le llamamos Dramaqueen.

Nuestra Dramaqueen es capaz de retorcerlo todo haciendo grande lo que no lo es tanto o viendo solo lo negativo de todo lo que nos pasa.

Así, los pensamientos automáticos nos generan emociones incómodas con las que no siempre sabemos lidiar.

¿Qué puedo hacer con esos pensamientos?

Es imposible dejar de pensar (siento si venías buscando otra solución). Es que ni siquiera es recomendable. 

Lo que sí podemos conseguir es aprender a que no nos haga daño.

Que sean como una mala canción en un bar: dejarla estar hasta que pase sin que nos ponga de mal humor o nos desconcentre de la conversación tan interesante que estamos teniendo.

Al querer luchar contra ellos sólo vamos a prestarles una atención que los alimenta, por lo que pueden hacerse más y más grandes cada vez.

Paradójicamente, cuanto menos “cuenta” les echemos menos molestarán y podremos continuar trabajando a favor de nuestros objetivos.

Las olas

Como digo, los pensamientos incómodos son como las olas del mar. Siempre están, por mucho que nos neguemos o que no queramos aceptarlas. EN esta metáfora tomamos conciencia de lo inútil que resulta ponernos a pelearnos con ellas ¿verdad? Pues tenemos que saber que es lo mismo con nuestro diálogo interno.

Sé que están, lo asumo (aunque no me guste) y sigo hacia delante.

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Metafórica-MENTE es un proyecto que nace con el objetivo de difundir herramientas psicológicas como las metáforas clásicas de la terapia de Aceptación y compromiso.

La terapia de aceptación y compromiso es una terapia de tercera generación de eficacia probada para diferentes trastornos emocionales.

Su fin terapéutico es asimilar lo que nos ocurre pero sin engancharnos porque lo que importa, al final, es trabajar para alcanzar nuestras metas.

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¿Te ha gustado?

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Dirección, diseño y Animación: Antonio Corral 

Guion: Eirene García – Antonio Corral – Alma Montes Arenas – Juanpe Gálvez

Voz: Jose Antonio Meca

Referencia: Wilson, K. G., & Soriano, M. C. L. (2014). Terapia de aceptación y compromiso (ACT). Ediciones Pirámide.

Antonio Corral:

https://www.instagram.com/locomotiongraphics/

Cómo afrontar unas oposiciones: últimos días

Cuando empezaste a estudiar la fecha del examen parecía tan lejana en el tiempo que nunca iba a llegar ¿verdad? En cambio, el día está aquí y aunque has estudiado todo lo que has podido, no sabes muy bien cómo afrontar esta última recta.

Los nervios están a flor de piel, la sensación de no haber aprovechado el tiempo está siempre rondándote por la cabeza y sientes miedo por si en el momento te quedas en blanco. 

Es normal.

Pero dejarnos llevar por estos pensamientos no nos ayudan en NADA y lo más acertado que podemos hacer es disminuir todo ese ruido para que los conocimientos que hemos adquirido tomen protagonismo.

Y es que las oposiciones nos las aprueba solo quien más sabe, sino quien mejor lo demuestra

Esta lista no es una lista común, porque no pretende darte unos ánimos vacíos. Lo que pretendo es que cuentes con estrategias útiles para que el día día del examen sea lo más óptimo posible y que esas variables extrañas no afecten todo lo estudiado.

  1. Permítete sentir lo que sientes.

Es normal sentir nervios y no es cuestión de desdramatizar con frases facilonas lo que crees que está en juego en tu vida. Es verdad que no va a ocurrir nada terrible si no apruebas (de esto hablaremos en el punto 2) pero eso no significa que no sea importante para ti y que hayas sacrificado mucho para llegar donde estás.

Es humano sentir inquietud y como tal, validamos nuestra emoción porque si nos la negamos, va a volver con más fuerza y eso no es lo más útil. Paradójicamente, aceptarlo es lo que más puede relajarnos.

  1. No es lo peor de la vida

No quiero que este punto parezca una taza de Mr Wonderful, pero hay que saber colocar en una escala de gravedad las cosas que nos pasan en la vida, sobre todo para que no vivamos como una tragedia insoportable un mal corte de pelo.

Las oposiciones son un momento estresante, estresantísimo pero realmente NO pierdes nada. En todo caso, vas a ganar si lo apruebas. Es decir, lo único que no vas a conseguir es una idea: la de la plaza fija, pero tu vida real no cambia, ¿me explico? 

Ser realistas en momentos como este nos puede ayudar a valorar las cosas en su justa medida.

  1. No todo depende de ti.

Hay quienes odian esto, pero es verdad. Y hasta cierto punto puede aliviarnos saberlo si las cosas no salen como esperábamos.

Puede tocarnos un tema que no sea de los que mejor preparados llevábamos o que en nuestro tribunal haya personas que corrijan de forma demasiado estricta. Puede que ese día tengas un virus y no te encuentres en plenas facultades o que todas las personas que se presenten en tu grupo sean súper máquinas y, por comparación, tu examen parezca peor…

Evidentemente hay que trabajar todo lo posible y cuanto más temas llevemos preparados muy bien, más probabilidades tendremos, pero lo que sabemos no es lo único que condiciona el resultado.

  1. El día de antes

En muchos artículos veréis que se aconseja no estudiar el día de antes. Eso es fantástico si no va a servirte de nada y va a empeorar tu estado de ánimo pero si no es tu caso y quieres afianzar fechas, leyes, nombres, no pasa nada por hacerlo.

Cada persona es un mundo y a estas alturas de la vida ya nos conocemos y sabemos qué funciona mejor para ti.

Eso sí… intenta dormir bien. Dormir es medicina y para el cerebro, más todavía.

—- Si puedes y el examen es en tu ciudad o ya estás allí, ve al lugar donde se celebra. Es una forma de reconocer el aula, hacerte un mapa mental y no perderte el mismo día. 

  1. El día del examen

Parece obvio, pero ve con tiempo. Así podrás (si no lo sabes de antes) ver dónde te toca hacer el examen. Aquí también cada cual tiene que saber cómo funciona… Si no te gusta hablar con gente porque te pone de los nervios, apártate, si prefieres, en cambio charlar para tranquilizarte, busca a compis de la academia.

Llévate algo dulce para el examen y agua. 

Desayuna lo que te pida el cuerpo (sabemos qué es lo indicado, pero si no te apetece, mejor no lo hagas).

  1. Póntelo fácil

No te pongas pegas ese día. Si crees que ir con alguien puede ayudarte, hazlo. Si te da miedo que el autobús no llegue a tiempo, coge un taxi (aunque cueste un poco más, luego nos lo quitamos de otra cosa). Es decir, todo aquello que creas que puede generarte una mínima sensación de ansiedad, busca una forma de hacértelo más llevadero.

  1. Hasta que te dan el examen

Creo que los minutos (demasiados a veces) que pasan desde que entras al aula hasta que puedes empezar a contestar son de lo más estresante que hay. Te quedas mirando al infinito, con la cabeza a mil, pensando solo en “no voy a poder”.

Busca estrategias para ese tiempo “muerto”: habla con quien tengas al lado (si ves que está disponible), canta una canción mentalmente (la de Mierda de Kase O dura casi 10 minutos) o intenta fijarte en detalles del aula. Cualquier cosa que te sirva para no alimentar la ansiedad.

  1. El examen

Quizá este es el “mejor” momento de toda la semana porque ya estás en lo que estás. La fantasía se ha terminado y ¡sorpresa! manejas mejor los nervios en la realidad ¿verdad?

Aquí poco más que decir que no sepas… No te encasquilles con lo que no sabes. Intenta hacer lo que mejor llevas al principio (te da más confianza para lo que viene) y piensa antes de escribir (si te dejan, incluso, haz un pequeño guion para que no se te olvide nada y ordenar tus ideas).

  1. ¿Y ahora qué?

Una de las cosas que ocurren tras un examen tan importante es que de repente no tienes nada que hacer. O al menos, esa es la sensación que da. Ahí la cabeza también puede dar más vueltas de las necesarias y, aunque no te digo que hagas cosas por hacer, sí es conveniente tener un plan.

Tener un plan tanto para los días inmediatamente posteriores como para el medio plazo. ¿Qué voy a hacer la noche del examen? ¿Y al día siguiente? ¿Qué ocurrirá con mi vida si no saco plaza este año? ¿Voy a seguir estudiando? ¿No?

Tener respuestas a esas preguntas nos ayuda a seguir con nuestra vida, pase lo que pase en el examen.